Restaurante Apicius. Tf: 963 936 301
Calle Eolo, 7 – Valencia
Apicius, cuando menos te lo esperas / Por: Rafa Viguer / comersinmilongas.com /
En los últimos tiempos ha surgido en Valencia un Boom del Menú mediodía, de tan fecundo nivel y ajustado precio, que cada vez me cuesta más traspasar el límite de los 19’50 €, bebida, postre, café, e IVA incluidos. A excepción, claro está, de mi admirado Samsha (21’50 €). Por tanto y según mis cuentas, un menú mediodía de 25 € sin bebida ni café ni IVA, debe acreditar un salto cualitativo palpable que justifique esos 9 o 10 € de diferencia. Es el caso del menú de Apicius? Enrique Medina, el chef y propietario junto a su esposa, la somellier Yvonne Arcidiacono, trabajó varios años en ‘El Bulli de Sevilla’ dentro de El Hotel Hacienda Benazuza.
Precisamente por eso sorprende la sobriedad de su carta; no aparecen esferificaciones, ni espumas, ni gelatinas… ningún rastro de la herencia molecular del maestro Adriá. Su carta es terriblemente sobria. Algunos ejemplos literales; Croquetas de bacalao, Kokotxas de merluza, Bacalao a la vizcaína, Arroz marinero “a nuestro estilo”… tal vez la descripción más transgresora pueda ser el Corzo nacional con membrillo de pera y endivias. Pero el restaurante viene recomendado este año en las guías gastronómicas más prestigiosas, como la Guía Michelín, la Guía Repsol y en el Anuario de la Cocina, de Antonio Vergara.
Sin haber probado bocado, no me quedaba otro remedio que suponer que sus virtudes residirían en el manido, reiterado y pertinaz, concepto de cocina de mercado con la subsiguiente retahíla semántica; ”sabores limpios y reconocibles”, ”elaboraciones al servicio de la materia prima”, “unión de tradición y modernidad”…
En esas consideraciones estábamos cuando llegó la primera elaboración -no sé si detalle o entrante- de nuestro menú mediodía de 25 €: Capuchino de setas con sorpresa. Una finura líquida con toda la esencia de las setas, y en el fondo pedacitos de un meloso salmón. Elegimos, por cierto, un modesto Laderas del Sequé que hacía tiempo que no probaba y que reconozco que cumple bien en estos casos. Enseguida aparecieron unas pulcras y modélicas croquetas de bacalao.
Luego llegó el Bonito del Mediterráneo con ensaladilla de perdiz (a compartir). El reluciente aspecto de los cortes del bonito era espectacular. En ese momento empecé a cuestionarme si toda esa cantinela de la materia prima se iba a dotar de sentido en ese mismo plato; excelente.
A continuación salió la Escalibada con carpacho de presa ibérica y berenjena a la llama, una delicia.
Como principal, elegí la Papada ibérica de bellota con compota de manzana, una pieza con alto contenido en grasa, nos advirtió la eficiente Yvonne. En efecto, una auténtica bomba de un sabor y una profundidad alucinante. Me gustó mucho. Más… me encantó, pero deberían detallar la procedencia y marca del mencionado ibérico de bellota.
Uno de mis acompañantes optó por una Merluza de pincho con una apariencia inmejorable. Me ofreció probarla con entusiasmo, pero la potencia y persistencia de la papada hizo que me abstuviera.
De postre, Tres chocolates con sorbete de peras, exquisito. Los acompañamos de un Enrique Mendoza Moscatel (4 €). Con los cafés llegaron los deliciosos petit fours.
En total 40 € por persona. No fui yo quien propuso acudir a Apicius, sino mi amigo Boro, tal vez, y a priori queda bastante por encima del límite que me tengo marcado en cuanto a menús mediodía. Pero a toro pasado, confieso que salí muy, pero que muy satisfecho.