La infinita Toscana invisible

La infinita Toscana invisible. María Lluch

La Toscana es la región vinícola más famosa del mundo, en parte gracias a su vino estrella, el mítico “Chianti” (que se puede encontrar en cualquier rincón del planeta) y en parte también al  “boom” que tuvieron los llamados “supertoscanos” al final de la década de los 80 del pasado siglo, hará unos 25 años, que revolucionaron la región elaborando vinos fuera de las normas clásicas y consiguiendo vender sus vinos a precios estratosféricos. Nos referimos a marcas como Sassiscaia, Tignanello, Solaia, Magari, o el Ornellaia / Texto y fotos: M. Lluch /

Pero además de estos estandartes  existen pequeños productores que elaboran vinos sorprendentes en calidad y originalidad. Nuestro objetivo es descubrir algunos de esos actores secundarios destacables por su notable personalidad.

Cuando uno viaja a la que puede ser considerada una de las tierras más bellas del mundo, respira vino por todos los costados. Las colinas de la región están inundadas de viñedos,  olivos, cipreses, villas, pequeñas “Fattorias”. Y la luminosidad única del Mediterráneo, que aumenta la espectacular belleza de este paisaje!

La infinita Toscana invisible. María LluchSi llegas en avión lo ideal es alquilar un coche para recorrer las carreteras secundarias y  descubrir cada rincón de esta encantadora región. Existen miles de opciones, tantas que por muchas veces que la visites, siempre tendrá algo nuevo que enseñarte.

Nos salimos de los recorridos típicos para turistas, nos olvidamos de Pisa y Florencia, y  nos embarcamos en la búsqueda de pequeñas joyas enológicas fuera del circuito más comercial, mientras combinamos paisaje y gastronomía.

Empoli

Comenzamos en Empoli, a mitad de camino entre Pisa y Florencia. Aquí tenemos la fortuna de poder visitar la “Fattoria di Piazzano” (www.fattoriadipiazzano.it), donde se elabora tanto la rama clásica de los Chianti como vinos de expresión monovarietales bajo la IGT TOSCANA. Los hermanos Rolando e Ilaria son la tercera generación al frente de la bodega. Su padre Ricardo la modernizó y la puso en la órbita del mercado  internacional, vendiendo la práctica totalidad de la producción a los Estados Unidos.

La infinita Toscana invisible. María Lluch. Viñedo en PiazzanoTodo el vino que elaboran procede de sus propios viñedos, que se encuentran en laderas que rodean la loma donde se sitúa la bodega. Tienen los productos muy bien clasificados en vinos jóvenes (blanco, rosado y tinto) vinos de “terroir” tradición (Chiantis), y sus monovarietales. Una de las peculiaridades es la elaboración del “Vin Santo”, un vino dulce de elaboración artesana, hecho con uvas vendimiadas a finales de septiembre que se dejan desecar hasta marzo, pera después fermentar lentamente, con un rendimiento ridículo y una crianza y oxidación en pequeñas barricas de castaño dónde permanecen hasta 5 años.

Vin Santo

Barricas donde tiene lugar la crianza del Vin Santo

Hay que destacar la labor de recuperación de una uva autóctona de la región, la Colorino, una variedad que se ha usado durante siglos para dar color a  los Chianti. Pero el monovarietal de Piazzano demuestra que bien cultivada y con un buen trabajo en campo y en bodega puede dar vinos de personalidad y carácter únicos, originales y peculiares.

Lucca

La segunda etapa de este recorrido se la dedicamos a Lucca, ciudad universitaria con un centro histórico amurallado que cuenta con una de las pocas torres a las que se puede subir. Vale la pena el esfuerzo de los incontables escalones que conducen al balcón superior ya que durante el trayecto los murales, las ventanitas y los recovecos hacen que te sientas como un auténtico caballero medieval al rescate de su princesa. Una vez arriba las vistas de Lucca son espectaculares, pero la gran sorpresa son los árboles que están plantados en esta parte superior y que le otorgan un encanto único.

Después de esta aventura caballeresca y sorprendidos por una tormenta primaveral decidimos refugiarnos en un restaurante no muy céntrico, una antigua lavandería reconvertida a cantina, “Il Mecenate” (www.ristorantemecenate.it). Con una carta de vinos amplia y variada, con mayoría de vinos locales, así que nos decidimos por vinos ecológicos de las laderas luchenses.

LEVATO DI MAJULINAEl primer vino que probamos fue LEVATO DI MAJULINA (www.calafata.it) un “coupage” de Sangiovese, Canaiolo, Ciliegiolo, Aleatico y otras variedades autóctonas, todas ellas vendimiadas a mano, con fermentación espontánea en depósitos de cemento y un reposo de 4 meses antes de salir al mercado. Un vino muy fresco, en el que destaca la fruta roja fresca, con una acidez divertida en boca, sabroso,  invita a comer y beber. Un vino que desde el corcho su personalidad con un mensaje impreso: “MAKE WINE NOT WAR”.

El segundo vino que probamos es una ferviente recomendación del “maitre”, previa advertencia de nuestra preferencia por los vinos locales. MELOGRANO 2011 (www.podereconcori.com) un 100% Syrah de viñas muy viejas cultivadas en ecológico. Este vino se muestra directo, corpulento, potente, pleno, carnoso y con un final de boca delicioso. Tiene fermentación espontánea en barricas abiertas y una crianza de 10 meses, una pequeña producción de 8.000 botellas anuales.

Volterra

El tercer día de nuestro viaje nos lleva a Volterra, un pueblo que merece mención aparte por la belleza que se puede observar desde su mirador. Resulta tan abrumadora que necesité varios minutos para recuperar el aliento.
Además de contar con un teatro romano espectacular que se aprecia gratuitamente desde la parte superior del pueblo, cuenta con varias tiendas de vino entre la que destaca una (www.enotecascali.com). Cuenta con una amplia gama de referencias en su lineal, tantas que puedes perderte allí una mañana entera. Además cada semana abren 5 vinos distintos que se pueden degustar de manera gratuita. Así que aproveché la ocasión para hacer una pequeña y rápida cata con el fin de comprar algo de vino. De todo lo que probé el elegido fue MonteRosola (www.monterosola.com), en concreto Crescendo 2011, un monovarietal de Sangiovese con 18 meses en barricas de roble francés.

MonterossolaEn contraposición a este estilo más radical y artesano se encuentra una bodega mucho más comercial, pero que elabora unos vinos de gran relación-calidad precio, vinos asequibles para el día a día, con taninos amables y redondos que permiten ser degustados por todos los públicos, es un concepto negocio completo que aúna  agro-turismo, bodega e incluso un restaurante a la entra del pueblo (www.enoteca-delduca-ristorante.it“Enoteca del Duca”.

La infinita Toscana invisible. María LluchEl que más nos gustó fue Marcampo, elaborado con Merlot y Sangiovese al 50%, de color rojo rubí muy atractivo, aroma muy vegetal, y una entrada en boca suave. Quizás le falte algo de potencia, aunque al final de la comida se agradece su levedad (www.agriturismo-marcampo.com).

Volterra

La última escala de este pequeño recorrido a través de algunos de los vinos toscanos menos conocidos nos lleva a San Miniato, una pequeña localidad encerrada en un recinto medieval en la que sobresale la Torre de Federico. Situada en lo alto de una loma su belleza se aprecia desde las llanuras que lo rodean invitándote a visitarla. Como curiosidad decir que de esta población desciende la familia Bonaparte. Aquí tuvimos la fortuna de descubrir los vinos de  Pietro Beconcini (www.pietrobeconcini.com).

La infinita Toscana invisible. María LluchY es que nos llevamos una gran sorpresa, ya que entre los pocos vinos que elaboran tiene un 100% Tempranillo, 3.000 botellas de este proyecto que habrá quien diga que es una locura, o algo absurdo cultivar esta uva española en la zona vinícola italiana más famosa, pero la calidad, los grandes enólogos y los buenos vinos no entienden de reglas y normas. La viña está trabajada con mimo y la elaboración es controlada al detalle, un proceso minucioso que comprende fermentación en cemento, crianza en barricas francesas y americanas durante 20 meses y dos años de reposo en botella antes de salir al mercado.

El Sangiovese que elabora es un fuera de serie, cargado de potencia, fruta muy madura, casi negra, con una estructura rotunda es un vino de corte mediterráneo, con una tanino que casi se puede mascar.

La tristeza nos embarga cuando el viaje llega a su fin pero sabemos que más pronto que tarde volveremos, porque nos queda mucho que ver y mucho que beber, porque la Toscana es infinita.

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