Cada vez se oye hablar más de vinos sin aditivos, naturales o artesanos. Podría parecer una moda pasajera pero cada vez son más las bodegas que se atreven a incorporar a la gama que elaboran una referencia sin sulfitos.
Se entiende por vino natural el que está hecho sin ningún tipo de aditivo, incluidos los que emplea de forma perfectamente legal la enología convencional como pueden ser las levaduras seleccionadas, enzimas, bacterias, proteínas, correctores de acidez, o el anhídrido sulfuroso, ampliamente utilizado tanto en la viña y en la maquinaria de bodega como por la industria de la alimentación por ser un potente conservante, antioxidante y desinfectante.
El reto está en su conservación, tanto por los más devotos como para los advenedizos, ya que para lograr el equilibrio se ha de ser escrupuloso en toda la fase de producción para evitar contaminaciones y oxidaciones, desde el viñedo hasta el embotellado.
Bodegas Cueva inició el camino de la elaboración de todos sus vinos sin aditivos en el año 2006. Sus instalaciones se ubican en la pedanía de La Portera, en Requena, en una antigua construcción que data del siglo XVIII, con depósitos de hormigón reconvertidos en cava subterránea que vale la pena visitar.
Su actual propietario es el enólogo Mariano Taberner, quien no se limita a elaborar sólo un par de vinos, sino que sorprende con una variada muestra de elaboraciones y ensayos. Hace tintos con barrica, de añada, blancos jóvenes, de segundo año, de aguja, espumosos y licores de canela o de jengibre.
Una de las uvas que más le gusta trabajar es la Tardana, una varietal minoritaria local de maduración tardía que antaño se consumía de mesa, pero que también se ha utilizado en vinificación por tener una piel gruesa, de alto contenido en terpenos.
En una de sus elaboraciones combina esta varietal con la Macabeo y llega a alcanzar un porcentaje natural de alcohol del 18%, pese a lo que se muestra equilibrado, aromático, 
con recuerdos a frutos 
secos y a vino generoso, con un paso de boca seco y sabroso.
También elabora otros sorprendentes espumosos de aguja a base de mostro parcialmente fermentado, con sólo 5 grados de alcohol.
Uno es el Tardatto by Mariano, hecho con Tardana y Moscatel a partes iguales, que muestra una frutosidad explosiva, a fruta blanca fresca y flores.
Otro es rosado, de Tardana con un pequeño toque de Bobal, que le da una tonalidad rosácea pálida. El aroma de este Rosatto by Mariano es intenso, a macedonia de frutas frescas (manzanas, peras, fresas), de sabor muy frutoso, dulce, fresco, chispeante por el moderado gas carbónico natural de su aguja. Unos vinos de aperitivo originales y diferentes, para tomar a deshoras o acompañando los postres.
Rosatto by Mariano 2013: 10 €
