Bodega 40 Grados Norte elabora vinos que podríamos definir de mestizaje, en los que las varietales autóctonas son las protagonistas / Luis Moreno Buj / StylusVinum /
Las primeras botellas de Bodegas 40 Grados Norte vieron la luz de los comercios especializados en 2010, cuando sacaron al mercado la cosecha 2007 del Cota 830. Pero la tradición vinícola familiar de los Martín-Mocholí se remonta a la actividad del abuelo de los actuales socios, quien comenzó en los años 60 a elaborar vinos en la comarca castellonense del Alto Mijares en la población de Los Calpes, término de La Puebla de Arenoso. Allí llegó a embotellar tres marcas que quedaron para la historia enológica de la Comunitat Valenciana con los Viña Umbría, Castillo de Pradas y Castillo de la Viñaza.
De aquella época todavía les quedan unas pocas cepas viejas de lo que se cultivaba entonces, junto a las que han plantado Malbec por las condiciones de altitud y frío de esta zona, un viñedo muy joven del que acaban de recolectar la primera cosecha.
La actual sociedad elabora un total de 26.000 botellas que en su mayoría van al mercado internacional, además del canal HORECA. Se trata de unos vinos que podríamos definir de mestizaje, en los que las varietales autóctonas son las protagonistas, combinadas con las foráneas para conseguir unos vinos de perfil Mediterráneo, maduros y concentrados, con frescura en el paladar.
Para ello trabajan con viñedos propios y compran uva de diversas procedencias. En el Cota 830 las Bobal (50%) y Tempranillo (25%) de más de 50 años son del paraje La Vallesa, en el término de la población valenciana de Siete Aguas, cultivadas en vaso y en secano a una altitud de 830 metros, de donde viene el nombre de su tinto Premium. Y de la zona del río Clariano, en Fontanars dels Alforins, utilizan una parte de Cabernet Sauvignon (25%), que fusiona la estructura de este vino.
Cada varietal se vendimia a mano en su momento óptimo de madurez y cada vino fermenta con levaduras salvajes. La maloláctica tiene lugar en barricas nuevas de roble francés, donde el vino se envejeció durante 24 meses.
Al servir en la copa el Cota 830 se aprecia el gran extracto de este vino de color granate de capa alta, casi opaco, con una abundante y densa lágrima que tiñe la copa. Aroma intenso, que recuerda a bayas silvestres maduras, a confitura de moras y arándanos, a sotobosque y plantas aromáticas, con toques especiados y tostados. Es balsámico, con notas de mentol y regaliz. En boca tiene buena entrada, tiene cuerpo, es goloso, sabroso y con buena acidez. Un vino redondo y fresco, equilibrio conseguido por la lenta maduración que otorga la altitud.
Cota 830 – 2011: 16 €
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