Con el otoño, además de la caída de hojas, llegan a los mercados alimentos de temporada como pueden ser la calabaza, las alcachofas, las castañas, y en noviembre: los erizos de mar.
Sí, los erizos de mar, ese suculento manjar que se puede disfrutar crudo o cocinado.
València, 23 de noviembre de 2017.- Y hacía mucho que no comía un erizo fresco, sin cocinar, sin envolturas, sin mezclas. Así que, cuando hace unos días tuve la oportunidad de volver a hacerlo, no lo dudé, me fui directa hacia Vincenzo, jefe de sala de Ostrarium Bar y le pedí que me prepararse un erizo delante de mí, para poder disfrutar del penetrante aroma marino que desprende el erizo al abrirse.
Al acercarme para oler el erizo, su aroma me transportó al Mar Cantábrico, al de mi infancia, cuando mis hermanos y yo bajábamos con mi madre a la playa de Ondarreta y los días de marea baja cogíamos nuestros salabardos e íbamos al Pico del Loro a buscar cangrejos.
Entre esas rocas, llenas de algas, que separan la playa de Ondarreta de la famosísima playa de la Concha, pasábamos la mañana buscando pequeños tesoros con los que llenar nuestras redes. Los intensos olores a salitre y yodo que desprendía ese mágico lugar, han quedado fijados en mi memoria.
Vincenzo tomó el erizo con un trapo para no pincharse y comenzó a prepararlo. El erizo, se rompe con mucha facilidad, su caparazón es muy frágil, hay que hacerlo por la parte de su boca. En su interior contiene bastante líquido, en esta ocasión nosotros desechamos, pero puede colarse y utilizarse para cocinar. Una vez escurrido y limpio, dentro del caparazón veréis las yemas de color naranja, son el coral del erizo, nuestro objetivo.
Con una cucharilla extraje suavemente las yemas y, sin añadirle absolutamente nada, disfruté de este intenso sabor, que me condujo por los diferentes mares de mi recuerdo. El cantábrico de mi infancia, el Mediterráneo de los veranos adolescentes en Port de la Selva y mis adoradas costas valencianas.
El placer fue absoluto y en mi paladar permaneció el sabor durante unos instantes, hasta que tomé un trago de vino blanco para atenuar la sensación yodada que me invadía.
Si vosotros también queréis disfrutar de un viaje sensorial y de un placer único, os animo a pasar por el Mercat Central de València, donde podréis comprar erizos frescos sin problema. Otra opción es que os acerquéis a Ostrarium Bar, os sentéis en una de sus mesas y disfrutéis de este maravilloso placer.
Ostrarium Bar
Dirección: Calle Chile, 9 – Valencia
Teléfono: 963 205 484
www.ostrariumbar.com
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