El Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) se comprometió a fijar la reivindicación de la producción femenina como uno de los ejes de la programación de este año y lo demuestra con ‘Corpus’, una retrospectiva de la portuguesa Helena Almeida. La muestra reúne más de 50 obras que recorren la producción de la artista durante casi cinco décadas. Pinturas, dibujos, video y, principalmente, fotografías con un denominador común, el cuerpo, el cuerpo de Helena Almeida. Carmen Pastor / StylusArt /
Una obra de arte es siempre personal e intransferible. Y hay casos, como el de Helena Almeida, en los que esa premisa cobra más fuerza. ¿Qué hay más personal e intransferible que el propio cuerpo?. Desde el abandono prematuro de la pintura, en la obra de Helena Almeida (Lisboa, 1934) el objeto y el sujeto son su propio cuerpo. La portuguesa recrea así una especie de conversación entre su cuerpo y el espacio. Su cuerpo se convierte en su principal instrumento de trabajo, en el conductor de su discurso.
“Mi obra es mi cuerpo, mi cuerpo es mi obra”. Con esta sencilla frase, la artista resume su peculiar universo creativo. Lejos del sentido habitual del autorretrato, el universo de la portuguesa va de lo privado, de lo más íntimo, a lo público. Porque es su cuerpo, pero también el de cualquiera mujer; y la escenificación de sus turbulencias vitales le permite construir un relato social y antropológico.
En el trabajo de Almeida nada es casual ni espontaneo, todo está cuidadosamente estudiado. La artista se retrata en las poses que previamente ha coreografiado en un largo y meticuloso proceso, que arranca con el dibujo de sus ideas. Diseña bocetos con los movimientos que posteriormente interpretará, desecha las posturas no viables, busca la solución técnica más idónea y pasa a la acción. La escena transcurre en un espacio sobrio, el mismo estudio donde ya de pequeña posó para su padre, el escultor Leopoldo Neves Almeida, y acaba con el clic del disparo que realiza su fiel aliado artístico, su marido, el también escultor Artur Rosa.
Como explica la co-comisaria de la muestra, Marta Moreira de Almeida, “Todo el discurso muestra una práctica artística que se elabora y construye con el propio cuerpo de la artista”. Para el director del IVAM, José Miguel G. Cortés, “la obra de Helena Almeida es muy importante porque ya en los años 60 rompió las límites tradicionales del arte y puso su propio cuerpo como objeto y sujeto de su quehacer artístico”.
El resultado, fotografías en blanco y negro, sin escenografía o con decorados muy austeros, casi siempre organizadas en series, en las que las diferentes posturas del cuerpo, varíen mucho o poco, siempre consiguen hilvanar secuencias altamente poéticas. Obras que conforman un baile silencioso de enorme plasticidad que permiten a Almeida expresar estados de ánimo, sentimientos como la incomunicación o la soledad, o abordar temas universales como el papel de la mujer en la sociedad contemporánea.
Considerada como una de las grandes artistas contemporáneas portuguesas, Helena Almeida se impuso desde la década de 1970 como una figura importante de la performance y el arte conceptual. La presente exposición, realizada en colaboración con el Museo Serralves de Oporto, el Jeu de Paume de París y el Centro de Arte Contemporáneo de Wiels de Bruselas, tiene una dimensión retrospectiva, que abarca las diferentes fases de la carrera del artista, desde sus primeras piezas que datan de mediados de los años sesenta hasta su obra más reciente.
El recorrido se inicia con sus primeras pinturas abstractas, de finales de los años 60, en las que la portuguesa pretendía escapar del cuadro, de los límites del espacio y de esa disciplina artística. Esa necesidad de huir le lleva a introducir la fotografía en sus trabajos a partir de los años 70.
Como explica João Ribas, comisario de la muestra, esa decisión fue “algo muy novedoso ya que entonces la fotografía no era considerada una manifestación artística”. Almeida utilizará la fotografía para crear imágenes que contienen pinturas, esculturas y performances. Se trata de imágenes “muy elaboradas que se inician con estudios y dibujos preparatorios, son imágenes muy pensadas, muy elaboradas”, destaca João Ribas.
A lo largo de estos 50 años de trabajo fotográfico, sólo en las primeras series Helena Almeida mostró su rostro, creando una ilusión 3D con pinceladas de color. Con el tiempo, el rostro y el color van desapareciendo y cobran protagonismo distintas partes del cuerpo, siempre cubierto con ropa negra, y la utilización de materiales como extensiones de su propio cuerpo.
Un trabajo rico y complejo que podrá verse hasta el próximo 18 de junio en la Galería 7 del IVAM. Para abrir boca, les avanzamos parte de la muestra en el siguiente video.
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