Andalucía es una de las regiones del mundo de mayor tradición enológica. Destacan las provincias de Cádiz y Córdoba con los generosos y Málaga con sus dulces de Moscatel, sin embargo son proporcionalmente escasos los ejemplos de vinos tranquilos con calidad destacada que podemos encontrar en su extensa geografía.
Julián Navarro y Elena Viguera son una pareja de sevillanos que al indagar sobre la historia del vino descubrieron la importancia que tuvo en su tierra entre los siglos XV al XVII, de donde procedía una gran cantidad de los vinos que se embarcaban hacia América. De forma paralela se desarrolló una industria del destilado que hizo famosos sus aguardientes anisados, tomando el nombre de la población de Cazalla de la Sierra.
El municipio se encuentra en el actual Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla, en el que Elena y Julián encontraron en 1998 lo que ellos llaman “la huella del olvido” del vino andaluz. Allí adquirieron 10 hectáreas, en el paraje llamado Colonias de Galeón, unas tierras ofrecidas antaño a colonos para implantar el viñedo. Trabajan en cultivo ecológico algunas de las varietales internacionales más conocidas a 700 metros de altitud, en un suelo de laderas poco fértil, calizo y pizarroso. En los últimos tiempos han investigado algunas castas locales, como la Tintilla de Rota, diversos tipos de Garnacha y las blancas Palomino y Garrida, pero estos son proyectos a más largo plazo.
Entre los vinos que elaboran se encuentra el primer maceración carbónica de Andalucía, un tinto hecho con un 50% de Cabernet Franc, 30% de Tempranillo y completado con Syrah. Cada varietal está vendimiada en su momento óptimo de maduración, se vinifican por separado con levaduras silvestres, algo que dota a sus vinos de mayor personalidad, por practicar una viticultura respetuosa con el entorno. El color de este vino es rojo picota, de capa alta, casi opaco, con ribete violeta. La intensidad aromática es alta, característica de este tipo de vinos, muy frutal, con recuerdos a fresas y a cerezas (fresas con nata) y matices florales. En boca tiene buena entrada, es amable, goloso, equilibrado, sabroso y mineral, con buena persistencia y una sorprendente sensación salina, que se identifica también en los demás vinos elaborados por esta bodega.
Colonias de Galeón MC 2012: 6,50 euros
