Si vas a viajar a Londres en fechas próximas todavía estás a tiempo de visitar la sugerente exposición sobre sexo en el arte japonés que se exhibe en el British Museum hasta el 5 de enero.
En los años comprendidos entre 1600 y 1900, a principios del Japón moderno, se elaboraron miles de obras de arte, eróticas y pornográficas, llamadas Shunga, o ‘imágenes de primavera’, vinculadas con la producción gráfica conocida como “estampas del mundo flotante”. La muestra del British Museum está compuesta de 170 obras, entre pinturas, grabados de xilografía y libros ilustrados con texto, procedentes de colecciones europeas, de Estados Unidos y de Japón, entre las que se encuentran algunas de los maestros Utamaro y Hokusai.
Las escenas son atrevidas y variadas, con los tamaños de los sexos sobredimensionados, donde tratan con naturalidad relaciones homosexuales, hétero y entre mujeres, hay tríos, sexo en grupo, en solitario, y aparecen menores que fisgonean tras las cortinas.
Pero, al contrario de lo que pudiera parecer, el Japón confuciano de aquella época no era un paraíso de amor libre y desinhibido. Existían muchas desigualdades entre las distintas clases sociales, había una importante industria que explotaba el sexo femenino, y el adulterio estaba gravemente castigado por la ley. Sin embargo, los valores que se pueden observar en el arte Shunga son, por lo general, positivos para ambos sexos. No existe un personaje dominador, sino que los dos disfrutan del acto.
Los hombres eran los principales destinatarios de estas ilustraciones que estimulan los sentidos, pero las mujeres fueron también grandes consumidoras y, al parecer, se incluía un variado surtido de estas estampas en el ajuar de las novias para que se iniciasen en el sexo y llegasen al matrimonio instruidas con la teoría de las artes amatorias.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX el arte Shunga se convirtió en un tabú y fue casi borrado de la memoria popular y académica de este país, coincidiendo con la apertura de Japón a occidente. Por el contrario, a principios del XX numerosos artistas europeos se sintieron atraídos por el arte nipón y comenzaron a adquirir Shunga, destacando las colecciones de Aubrey Beardsley, Edgar Degas, Henri de Toulouse-Lautrec, Gustav Klimt, Auguste Rodin, Vincent Van Gogh y Pablo Picasso. Este último llegó a contar con una recopilación de 61 estampas de artistas japoneses reconocidos, que le sirvieron de inspiración durante los últimos años de su vida.
Con motivo de la exposición, el British Museum Press ha publicado un catálogo con las aportaciones de más de una treintena de propietarios de todo el mundo. Profusamente ilustrado, este libro contiene nuevas investigaciones y material inédito de importantes colecciones públicas y privadas. Su precio es de 50 £ (tapa dura), está disponible en el Museo Británico Book Shop y on line en britishmuseum.org
OTROS ARTÍCULOS
‘Vino de Pago’: la expresión más anhelada
La relativamente nueva categoría de Vino de Pago, Ví de Finca en Cataluña, que comenzó a gestarse durante los años 80 del pasado siglo se regula a nivel estatal por la Ley de la Viña y el Vino y es ordenada por las administraciones locales de cada Comunidad Autónoma, que otorga la más alta consideración a los viñedos más particulares con los que se obtienen vinos con rasgos y cualidades singulares.
Esto los equipara a las menciones existentes en otros países europeos que hacen referencia a su terruño, como las de Chatêau, Cru, Clos y Domaine en Francia, Castello en Italia, o Quinta en Portugal… (Y hasta aquí puedo leer…)