Sexo, epístolas y un restaurante de comida rápida

Postal erotica. Biblioteca Nacional (Madrid)

Dos hallazgos casuales, las mismas fechas, la liberación progresiva de la mujer y el placer de la carne son los principales puntos en común de dos recientes títulos editoriales, ‘Culturas del erotismo en España, 1898-1939′, de Maite Zubiaurre y ‘La pasión de Mademoiselle S’, del diplomático francés Jean-Yves Berthault. En el primero, la imagen es la protagonista, en el segundo, la palabra. Nacho Coller y Carmen Pastor

Año 2016. Skype, WhatsApp, FaceTime, Chats, Messenger, Instagram. Inmediatez, rapidez. Esto, aquí, ahora y ya. Mindfulness. Sexo. Un restaurante de comida rápida. 20 minutos. Anonimato o con nombres y apellidos. Amantes. Placer. Deseos, fantasía y algunas mentiras. Tú, yo, nosotros y tal vez, ellos. Millones de imágenes eróticas y pornográficas, arte, internet y la palabra más buscada: sexo.

Fotografía de Antony Esplugas1920. Género epistolar, paloma mensajera, mucamas con una nota lacrada para entregar en mano, o un amigo íntimo que lleva un mensaje. Secretos. Nombres y apellidos. Espera, calma, pausa. Sexo. Tiempo para deleitarse, tiempo para imaginar, tiempo para soñar. Un mesón, primer plato, segundo plato, postre, sobremesa y una larga espera. Deseos, fantasía y algunas mentiras. Amantes. Placer. Tú y yo. Postales, imágenes, erotismo y pornografía.

Cien años de diferencia y pocas cosas cambian en el terreno sexual a excepción de la tecnología, los tiempos de espera, los tiempos de entrega, la posibilidad de ser anónimo o de crear un perfil falso y la iniciativa femenina, pero la sustancia, permanece.

El anonimato y la intimidad

¿Te imaginas a alguna persona hace 100 años mandando unas epístolas con contenido sexual explícito con remitente pero sin remite? ¿Y recibiendo respuestas? Difícil y si así hubiera sido, seguramente que hubiera hecho las delicias de un freudiano (veo un deseo oculto hacia tu madre) o lo que es peor, hubiera acabado en una comisaría y posteriormente juzgado y condenado (qué escándalo), o ingresado en un sanatorio como sujeto experimental y una camisa de fuerza por desviado, a no ser que fuera rico.

Pentalfa, 1932Hoy, es fácil saciar los deseos más íntimos, hacer volar la imaginación y bucear en el personal mundo de las fantasías sexuales sin necesidad de darse a conocer. Tal vez lo único que conozcan sea, la cuenta corriente, una foto falsa y en muchas ocasiones, ni eso. Plataformas de contactos y citas rápidas triunfan en internet. ¿Cuántas parejas esperan el momento en que el otro se echa a dormir para iniciar un affaire virtual con alguien que está a centenares o miles de kilómetros de su cama? Fantasías. Y es que si se hicieran públicos los mensajes de WattsApp o de Messenger, comenzaría la tercera guerra mundial en el mundo de las parejas. De eso no hay ninguna duda. Cuando uno lee algunos de los mensajes de la dama parisina Mademoiselle S. como los que acompañan el texto de la noticia, no encuentra grandes diferencias con mensajes sexuales que pululan a cualquier hora por la red, tal vez la única diferencia, es que hoy aparecen faltas de ortografía de bulto que bajan la libido a la amante más entregada. De eso no hay ninguna duda.

Fotogramas de un cortometraje pornografico de los Hermanos  Baños. Autor Jose Luis Rado. Valencia

Tiempos de espera, tiempos de entrega y la tecnología

Un apretón, pillas el móvil, lanzas un mensaje y recibes una respuesta en pocos segundos, como mucho en unos minutos. Tu mente se pone a cien y prepara una respuesta. El mundo de las fantasías se expande y no ha lugar a las pausas. Al otro lado del teléfono unos dedos índices y pulgares van a mil por hora elaborando un texto que hará las delicias de tus deseos. No hay barreras, no hay tapujos, todo vale, es cosa de dos, o de tres, pero este último duerme. Inmediatez, pasión, rapidez, esto, aquí, ahora, y rapidito que se despierta. Onanismo y fast food.

Biofilia Revista mensual de culto a la vida, 1937-2Uno se imagina a Mademoiselle S y a su amante (el hombre casado marxista que haría propia la gran frase de Groucho: “Detrás de un gran hombre hay una gran mujer y detrás de ésta, su esposa”) deleitándose con las reacciones fisiológicas del otro a la llegada de su mensaje, fantaseando y llevando al terreno de lo práctico sus textos. No hay barreras, no hay tapujos, todo vale, es cosa de dos, o de tres. Pausa, calma, espera, pasión, vísteme despacio que tengo prisa. Mesón, una buena comida, un postre y sobremesa.

La iniciativa femenina

La cultura judeocristiana, gran amante de la culpa y del pecado, ha dilapidado las aspiraciones de generaciones de mujeres en el terreno cultural, laboral y sexual (máquinas perfectas para procrear). Por fortuna, en el ámbito más privado, en el terreno de los deseos, del amor, de las pasiones y de las fantasías, ellas tienen la misma iniciativa que el género masculino. Hoy, ellas también sacan a bailar, no esperan.

LA LIBERACIÓN SEXUAL EN LOS ‘FELICES AÑOS 20′

CULTURAS-DEL-EROTISMO-M-ZUBIAURREMaite Zubiaurre encontró su tesoro en una tienda de antigüedades de Madrid, donde la catedrática de literatura de la Universidad de UCLA se había refugiado del calor de agosto. Su curiosidad topó con un elegante álbum de tapas de cuero que no era lo que parecía. Las primeras páginas contenían fotos oficiales de los reyes Alfonso XIII e Isabel II, pero al pasar las hojas descubrió una curiosa colección de postales eróticas, unas descafeinadas, otras más atrevidas y subidas de tono y, en general, todas desafiando la moralidad y buenas costumbres de la época.

Un selecto elenco de imágenes que Zubiaurre fue ampliando con los años y que incluyen todo tipo de prácticas sexuales protagonizadas por parejas heterosexuales y homosexuales y hasta por monjas y curas. Ilustraciones y textos sacados de postales atrevidas, revistas galantes, novelas sicalípticas, manuales de sexología, revistas nudistas y naturistas que se han convertido en un extenso ensayo sobre el consumo de publicaciones eróticas y pornográficas en la España del primer tercio del siglo XX.

Con ‘Culturas del erotismo en España, 1898-1939′ (Ediciones Cátedra) Zubiaurre argumenta que la cultura popular es más fiel a la historia y a la naturaleza humana que la historia oficial y seria de ese periodo. La catedrática destierra así la imagen que la historia se ha empeñado en transmitir de esa época, de esa España negra marcada por la pérdida de las colonias ultramarinas, de esa España sombría con grandes preocupaciones existencialistas alentadas por los filósofos y pensadores de la Generación del 98.

Serie pornografica de 4 postales. Rafael Amieba Colección  privadaZubiaurre se propuso buscar más allá de esa imagen decadente hasta conseguir demostrar que los felices años 20 también llegaron a nuestro país. Fruto de esa búsqueda nació éste libro que es una ventana abierta a la modernidad de la época. Ilustrado con una amplísima variedad de material gráfico de diferentes géneros eróticos, el trabajo de Zubiaurre ha sacado a la luz una rica producción cultural y artística.

Para conseguirlo, la catedrática tuvo que hacer muchos kilómetros y dedicar años a la investigación de archivos privados, librerías de lance, tiendas de antigüedades y bibliotecas en busca de un material que en otros países ha sido recogido, catalogado y cuidado y que en España el franquismo condenó al olvido, pero afortunadamente no consiguió borrar del mapa.

Para Zubiaurre, su trabajo puede ayudar también a asumir que la realidad de la carne debe aceptarse con más naturalidad. De hecho, muchas de esas imágenes de hombres y mujeres entregados a los placeres de la carne todavía pueden hacer sonrojar a más de uno en pleno siglo XXI.

‘La pasión de Mademoiselle S’ (Seix Barral) también es fruto del azar. Y al igual que el libro de Zubiaurre, su origen está bajo unas elegantes tapas de cuero, en este caso las de una cartera de piel que el diplomático francés Jean-Yves Berthault encontró en un desván. A diferencia del ensayo de la catedrática de la UCLA, aquí la protagonista es la palabra, no la imagen. El libro del francés recupera la correspondencia de alto contenido erótico de una dama parisina con su amante, un hombre joven y casado, a finales de los años 20.

portada_la-pasion-de-mademoiselle-s_anonimo_Al descubrir las cartas de Simone y Charles, Berthault pensó que aquellas crónicas desenfrenadas podían tener interés histórico más allá de la descripción detallada de las prácticas sexuales de la pareja. Para el diplomático, la ruptura de Simone con lo que se espera de una mujer de clase alta, aunque sea una ruptura privada, de puertas para adentro, es un testimonio perfecto para ilustrar la liberación progresiva de la mujer, en este caso a través de la liberación sexual.

Simone escribe en un elegante francés, pero utiliza un lenguaje procaz y atrevido, impropio en una mujer de su época, para explicar hasta el más mínimo detalle sus encuentros sexuales, sus deseos y sus fantasías: “No sé qué postura prefiero. Sí, tu rabo entra mejor cuando estoy de rodillas y me puedes acariciar la grupa, y azotarla por detrás a la vez. Pero vientre contra vientre poseo mejor tu cuerpo y veo tu polla entrar y salir de mi coño, y eso es más excitante aún”.

Un relato real y transgresor que se repite en cada epístola y que puede resultar repetitivo, pues evidentemente Simone escribía sin ninguna intención literaria, sus cartas fueron escritas para un único lector: “Mi coño espera la caricia suprema de tu lengua. Ah, acerca tu boca a mis labios. Ven a coger el jugo que con abundancia mana. ¿Sientes que te moja la garganta? Chúpame, amor mío, chúpame bien. La caricia es tan dulce… toma mi botoncito, tómalo, hazme gozar hasta el delirio. Quiero quedarme sin fuerzas entre tus brazos. Y toma mi culo. Trabájalo con ardor. Después recibirá tu rabo tieso”.

Una tórrida relación por entregas (Berthault hizo una selección de casi 200 cartas) donde el lector asiste al despertar sexual de Simone, al disfrute sin tabúes del sexo, pero también a una relación no igualitaria. Simone se desvela como una mujer moderna y abierta al placer carnal y a la lujuria, que se enfrenta al status que la sociedad otorga a la mujer, pero de su puño y letra también trasciende una mujer que sufre, una mujer sometida que haría cualquier cosa por no perder a su amante, al hombre casado que la utiliza a su antojo para hacer realidad sus fantasías: “Si ya no soy lo bastante viciosa para hacerte gozar, dímelo, intentaré serlo más, pero no quiero perderte ni compartirte otra vez… Seré más zorra que nunca, amor mío querido. Te chuparé esa preciosa polla que tienes, te lameré el agujerito oscuro antes de darte por culo irresistiblemente. Si añoras demasiado las caricias de un hombre, intentaremos encontrar a otros. Para ti sabré descubrirlos y te los traeré para que les chupes la polla y te la metan en el culo hasta las cojones”.

Desconocido, 1922. Hemeroteca Municipal (Madrid)En este sentido, ambos libros podrían catalogarse de documentos sociológicos de una época en la que se atisba un feminismo incipiente y edulcorado protagonizado por mujeres que desafían a las normas, pero que irremediablemente conviven con un momento histórico en el que su papel en la sociedad sigue siendo prioritariamente el de madres y mujeres objeto.

 

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