Dos semanas en la Costa Dálmata y Bosnia Herzegovina (2)

SPLIT, CAPITAL DE DALMACIA.
Texto y fotos: Josep Galbany.

Lo más interesante de esta gran ciudad se encuentra en su casco antiguo. En este lugar estableció su residencia el emperador romano Diocleciano (250 d.C.), para encontrar la paz después de su retiro. En torno a su mausoleo, practicamente destruido por los cristianos, nació la ciudad de Split (Spalato). Es de destacar el Palacio y su entorno, que nos aproxima a lo que fue la antigua ciudad romana. También merece la visita el edificio del ayuntamiento, de estilo veneciano, rodeado de laberínticas y estrechas calles. Si tenéis oportunidad, vale la pena visitar el Mercado del Pescado, junto a la calle Marmontova. El moderno paseo “Riva” es ideal para pasear después de la puesta de sol y tomar unas cervezas, un helado o unas típicas empanadillas de espinacas.

Al día siguiente nos viene de paso la encantadora población de Trogir. Está ubicada en una islita con muchos cafés, y es continuamente invadida por hordas de turistas. Pese a ello es un buen lugar para tomar un refrigerio, disfrutar de sus calles, de su mercado ambulante y contemplar los yates de lujo, antes de reemprender la ruta hacia el norte. Aquí tuvimos un pinchazo en una rueda del coche y, para acabar bien el día, nos cayó una tromba de agua que nos refrescó un poco la calurosa tarde en que llegamos a Split.

Sibenik, ciudad medieval

Encontré alojamiento en el centro histórico y peatonal, todo está muy cerca. Es una ciudad totalmente construida en piedra. Su catedral es patrimonio de la Unesco y no se utilizó ni un solo clavo, ni madera para levantarla, sólo piedra. Los que colaboraron economicamente en su construcción tienen la representación de su rostro esculpida en el friso externo. También tiene un bonito paseo donde disfrutar de la bella estampa que forman las barcas de pescadores y los veleros amarrados que se detienen para visitar la ciudad. Se puede coger un barco bus para cruzar el estrecho entre las dos islas que hay al frente de la costa, para visitar alguna cala y bañarse.

A pocos kilómetros hacia el interior está el parque nacional Krka. Un par de horas pueden ser suficientes para contemplar el río cárstico más impresionante de Croacia, aunque a muchos les gustaría quedarse allí toda la vida. En esta época estival resulta muy placentero bañarse en los remansos que se originan entre las cascadas. El río Krka se formó a lo largo del tiempo con los sedimentos de travertino, una roca de naturaleza calcárea. Los minerales diluídos se adhieren en las plantas y el lodo, consolidando nuevas formaciones rocosas, lo que hace que el río quede obstruido y se formen presas naturales y cascadas. Las carpas nadan indolentes ante la presencia de los turistas. El agua es tan cristalina que parece una imagen de realidad virtual de gran belleza.

Parque Nacional Lagos de Plitvice

Este es el parque nacional más famoso de Croacia. Sin duda es uno de los parajes naturales más bellos de Europa, declarado por la Unesco Patrimonio Mundial de la Naturaleza. Después de tantos días en la costa nos vino bien un poco de montaña alpina.

Para llegar hasta aquí pasamos por la ciudad de Knin, en la Carretera Nacional 1. Fue la antigua capital de Croacia durante la Edad Media, la joya de los reyes croatas, y está coronada con un castillo en lo alto de la población. También fue el centro administrativo de la república de la Krajina en la antigua Yugoslavia.

A finales del pasado siglo fueron los serbios los primeros que se quisieron independizar para luego ser expulsados por sus vecinos croatas. La gran bandera que ondea en la cumbre de la fortaleza recuerda de forma permanente su victoria. A menudo observaréis casas abandonadas e improvisados cementerios por doquier, reminiscencia de la última confrontación, provocando una sensación sobrecogedora.

Los 16 lagos de Plivitvice también son de naturaleza cárstica y dolomítica, como el río Krka. El parque tiene un par de entradas. Recomiendo la número 2 por ser la más espectacular, con una gran cascada de más de 40 metros de caída. Está bien señalizado. La entrada incluye el cruce en barco por uno de los lagos y el regreso al parking con un trenecito tirado por un enorme camión. El total del recorrido nos costó unas 3´5 horas, caminando sin prisas por un sendero de suave pendiente cuesta arriba. Al igual que en Krka los peces parecen de acuario y las aguas son limpísimas. Creo que aquí está prohibido el baño. Por el contrario podéis traer vuestro perro a pasear. Encontramos alojamiento en casa de los Vukovic, una confortable construcción de estilo alpino que admite huéspedes. Fueron muy amables con nosotros y tienen un magnífico jardín donde retozar con una pivo o una piva. Esta zona es productora de miel y se elaboran varios tipos de queso artesano. La montaña tiene frondosos bosques de pinos, hayas y abetos, es rica en especies botánicas y en fauna, donde todavía hay oso pardo europeo, lobo, águilas, lince, gato montés y urogallo.

Zaostrog – Drvenick

Drvenick es algo más animado. Tiene oficina de turismo con acceso Internet gratuito y varios restaurantes. En cambio Zaostrog es el lugar ideal para, sencillamente, relajarse, descansar y tumbarse en cualquiera de sus playas de guijarros y disfrutar de la transparencia de sus aguas. Las tiendas de alimentación de esta zona son pequeñas y no tienen mucha oferta. Se puede comer junto a la playa en cualquier restaurante del paseo. Zaostrog fue originalmente un asentamiento bizantino, destacable por la buena calidad de sus aguas minerales. Aún hoy se puede ir bordeando la playa hacia el este y encontrar una fuente que vierte directamente al mar. La gente que pasea por allí o hace deporte siempre va botella en mano para repostar.

Compartir
Share on FacebookTweet about this on TwitterShare on LinkedInEmail to someone