En la comarca de La Plana de Requena y Utiel llaman ‘casillas’ a las casas de labranza aisladas entre el inmenso mar de viñas que es este territorio donde, de manera tradicional, han sido la unidad de producción agraria, dotadas con lagar, depósitos, cuadras, pozo y una pequeña zona arbolada. Y esta es la expresión que los responsables de Bodegas Hispano+Suizas han destacado en la etiqueta de su tinto Bassus más selecto, que antes llamaban Premium, para remarcar la parcela de donde salen las uvas de este vino, la finca Casilla Herrera.
Aquí, Rafa Navarro, el director de campo, trabaja en vaso las viejas viñas de Bobal, que interviene en el vino en un 30%, junto a las Petit Verdot, Syrah, Merlot y Cabernet Franc, que participan en el coupage en diferentes proporciones, dependiendo de la añada. Estas varietales están plantadas alrededor de la bodega, en espaldera de alta densidad con 4.000 plantas por hectárea, para provocar la competencia de las viñas por el agua y los nutrientes y que sus raíces tengan que profundizar en el subsuelo. Con ello consiguen racimos más pequeños, con bayas de menor tamaño y mayor concentración de fruta.
La combinación varietal resulta acertada, en la que el enólogo Pablo Ossorio extrae lo mejor de cada tipo de uva. De las Merlot y Syrah la fruta roja más fresca, los matices delicados y florales; de las Bobal y Petit Verdot, las de ciclo más largo, el cuerpo, estructura y carga frutal; y utiliza el dulzor de la fruta de la Cabernet Franc, no exenta de fortaleza, para dar redondez al conjunto. Se elaboran por separado, primero enfriando las uvas, para después del despalillado encubarlas en barricas abiertas de roble americano nuevo de 400 litros, en las que fermentan con temperatura controlada. Después la pasta se prensa y el vino continúa su proceso en las mismas barricas ya cerradas y en bordelesas de robles de Allier, en las que tiene una crianza de un mínimo de 22 meses.
El Bassus Finca Casilla Herrera de 2011 es de color rojo picota de capa medio-alta y ribete bien vivo, de tonalidad cardenalicia. El aroma es de buena intensidad, rico en matices, balsámico, con frutos rojos y negros, especias, tostados, lácticos, suave tofe, y un sutil fondo floral que recuerda a las violetas. En el paladar tiene buen ataque, de cuerpo medio, es fresco, con buen tanino y suave astringencia, goloso, frutoso, untuoso y amplio, final torrefacto, largo y persistente. Un gran vino de corte moderno que engloba la riqueza varietal de esta zona vitícola.
Bassus Finca Casilla Herrera 2011: 22 €