LEO BASSI FUNDA LA ‘RELIGIÓN PATÓLICA’, BASADA EN LA DUDA Y LA RISA
“Provocar la risa es una acto santo. Quiero santificar la comicidad” afirma Leo Bassi en la presentación de su religión: la iglesia Patólica. Ataviado de pontífice-bufón, con un patito de goma presidiendo la mitra, Bassi encabezó una procesión por el barrio de Lavapiés (Madrid) antes de la explicación fundacional de su iglesia que, de momento, es una asociación cultural, Consulado General del Paticano, con aspiraciones a elevar una solicitud formal al Ministerio del Interior.
Como todo en Bassi, esta religión está basada en la provocación, pero una provocación meditada. De hecho, cuenta el cómico italiano nacido en New York (1952), que llevaba muchos con la idea religiosa dándole vueltas en la cabeza, hasta que ha encontrado el momento y el lugar para edificar un pequeño santuario con altar, confesionarios y aulas para enseñar a los niños el laicismo.
Leo Bassi asegura que, como la Iglesia Católica, le hubiera gustado recurrir a los grandes artistas del momento para edificar una gloriosa catedral y obras de arte explicativas de su mensaje, pero “al no contar con sus exenciones fiscales”, ha tenido que recurrir a la solidaridad de los artistas del barrio de Lavapiés que gratuitamente han ido ofrendando sus piezas, amén del mobiliario recogido en diferentes contenedores del barrio y que ha sido benditamente reciclado: “Mi Dios va a nacer de la basura”, clama con orgullo.
El Patoliquismo está basado en la duda y la risa. Su objetivo: divertirse. Su dios: un patito de goma amarillo. Un símbolo delirante ante el cual resultaría ridículo arrodillarse. Y esto no es una casualidad, ya que la idolatría está proscrita en la religión bassiniana. “Es una divinidad que crea duda ¿qué es Dios?”, pregunta Bassi mientras juega con unos cuantos patitos de juguete que flotan divertidos en una pila bautismal del santuario.
Entre las primeras ceremonias que hay previstas en el calendario Patólico figura una boda de una mujer con su perra, ya que en el patolicismo están permitidos los matrimonios gays, grupales y zoofílicos “siempre que no haya coacciones”.
Esta última creación del bufón italiano supone un paso más en el enfrentamiento abierto que mantiene con los sectores más radicales de la iglesia católica. Agravado desde la colocación de un artefacto explosivo casero en el teatro Alfil (Madrid) cuando representaba “La Revelación”, en el año 2006.
A los que le critican su falta de valor para burlarse de otras religiones como la musulmana y su tradicional ensañamiento con la católica, Bassi alega que su educación siempre fue dentro de la cultura católica y que burlarse de otras religiones como la musulmana sería atacar un mundo que le es desconocido.
Sea como sea, Leo Bassi ha conseguido, una vez más, ir más allá de los límites del humor adentrándose en terrenos poco corroídos por la risa. Y seguro que en este desafío ha logrado arrancar a alguien una sonrisa que, en estos momentos de humor sombrío, muchos considerarían una bendita sonrisa.