El periodista y escritor Federico Oldenburg recoge en un libro los 120 años de historia de una de las bodegas pioneras de La Rioja
Bodegas Bilbaínas, una de las primeras bodegas de La Rioja y la que tiene el registro embotellador más antiguo, ha celebrado su 120 aniversario recuperando su propia historia en un libro. El resultado es ‘La estación de los sueños’, donde el escritor y periodista especialista en vinos Federico Oldenburg relata la trayectoria de Bilbaínas, una biografía emotiva de una bodega pionera en el barrio de la Estación de Haro, cuna de la D.O.Ca La Rioja. El libro recoge testimonios inéditos, como el de Juan Díez del Corral, bisnieto del fundador, Santiago Ugarte, que vivió los días de su infancia en la bodega y, más tarde, trabajó en ella.
Según su autor: “La experiencia de internarse en los avatares históricos de una bodega como Bilbaínas, para luego volcarlos en el papel, es una de las responsabilidades más gratificantes que puede tener un escritor del vino. Especialmente en una región con el peso que tiene Rioja y, en concreto, el Barrio de la Estación de Haro”.
‘La estación de los sueños’ está disponible en www.15bodegas.com (p.v.p.: 22€).
1859, cuando el oidium trajo el vino a Haro
‘La estación de los sueños’ repasa la trayectoria de la bodega desde su origen, en 1859, cuando los propietarios de la bodega Savignon Frères de Burdeos decidieron trasladarse al otro lado de la frontera huyendo de la gran plaga del oidium, a la que seguiría la filoxera. Se instalaron en el entorno de lo que hoy es el Barrio de la Estación de Haro, y fueron pioneros en la producción de vinos y espumosos en la zona. Pero a finales del siglo XIX decidieron volver a Burdeos y pusieron a la venta su bodega.
En 1901, el empresario vasco Santiago Ugarte compró las instalaciones, con la exportación como primer objetivo. Después, fue adquiriendo propiedades en las zonas vinícolas más relevantes de España: Rioja, Valdepeñas, Ciudad Real, Toledo, Álava, etc. y abrió oficinas comerciales por todo el país. Entre sus marcas, el espumoso Lumen, comercializado como “champagne” con gran éxito, el vino de misa que llegó a proveer al Vaticano, o Ederra, el vino diario de la casa real bajo el reinado del rey Alfonso XIII. En 1903 la bodega ya cotizaba en la Bolsa de Bilbao, y pronto llegó a Francia, Alemania, Gran Bretaña, México y Venezuela. En 1908 se comercializaba la primera botella de Viña Pomal, una enseña de referencia que identificaría a la bodega para el resto de su historia.
Un patrimonio único
Desde 1908, Ugarte impulsó una política de compra de viñedos históricos, un patrimonio que la convertiría en líder de la viticultura riojana y en una de las empresas vinícolas más importantes de España. Tenía el convencimiento de que los mejores vinos nacen de las mejores viñas, un criterio que a principios del siglo XX no estaba tan generalizado como ahora. En 1918, compró Viña Zaco, y le seguirían Pomal, Paceta, Vicuana o Cuervo. Un patrimonio vitícola que hoy sigue ofreciendo uvas de excepcional calidad y carácter diferenciado. Defensor del valor del terroir y el origen, en 1925 Ugarte impulsó la creación de la primera Denominación de Origen vinícola española: D.O. Rioja.
1935 – 1976, los años dorados de Bilbaínas
Tras la muerte de Ugarte, en 1935, le sucedió en el cargo su hijo, que dio un largo período de esplendor a la compañía, especialmente en los mercados internacionales. En Inglaterra, la fama de Viña Pomal era tal que el jefe de la filial de londinense hizo llegar una caja de este tinto a Winston Churchill a Downing Street.
En 1976, se inició un período marcado por el cambio de modelo productivo y la llegada de grandes grupos al mercado. En 1992, asumió la dirección José Luis Urdampilleta, que quiso dar aires de modernidad a Bilbaínas con nuevas cuvées como La Vicalanda. Cinco años más tarde, lideró la venta a Codorníu.
Codorníu, regreso al viñedo y la esencia riojana
Codorníu, que había emprendido una estrategia de compras de viñedos y bodegas en España y otros países para fortalecer su cartera de vinos tranquilos, llegó en 1997 con una filosofía clara: competir en calidad y no en cantidad. Esto devolvió el protagonismo al viñedo, la clave de una bodega con uno de los patrimonios de viña más importantes del territorio riojano con fincas emblemáticas como Viña Pomal, Viña Zaco o Viña Paceta. A esta labor se sumó el trabajo por lograr que marcas emblemáticas como Viña Pomal recuperaran su antiguo esplendor, o por relanzar antiguas marcas, como la del espumoso Lumen en 2017.