La comodidad del hotel con buen restaurante

RESTAURANTE HOTEL CONVENTO LAS CLARAS, PEÑAFIEL, VALLADOLID.
Francisco Palanca, www.ojoalplato.com.

Una de las referencias que llevaba para comer en Peñafiel era el propio restaurante del hotel donde tenía la reserva para alojarme. Más cómodo imposible.

El comedor del restaurante del Hotel Convento Las Claras es amplio, con techos abovedados. En su momento debió corresponder a una de las zonas comunes del convento, por la estructura y la proximidad al claustro.

Como ya he comentado en otra ocasión el calor y las moscas en pleno verano son una constante por estos lugares. Además en este caso el asunto del calor se hacía más agobiante ya que las mesas estaban vestidas con unas faldas largas hasta el suelo que eran muy gordas y en contacto con las piernas daban un calor tremendo.

Todo lo demás afortunadamente era correcto. Mantelerías y vajillas de calidad, cristalería marca Rone, el modelo Vino Élite, ése de la boca tan estrecha que para beber tienes que levantar la copa casi vertical, de ese modo el vino cae directamente en la punta de la lengua y fluye por toda ella para impregnar las papilas con todo el sabor del vino. La iluminación abundante y mesas espaciosas. Los sillones no eran cómodos, son de esos elegantes que tienen el respaldo inclinado hacia atrás y tienes que comer sin poder apoyar la espalda, seguramente es más elegante, pero a mí me resulta incómodo.

La carta de vinos incluía una carta de aguas. Entre los vinos había buena variedad y surtido, desde vinos de aperitivo, cavas, blancos y tintos. Predominan, como es habitual por aquí, los de la Ribera del Duero, con una amplísima representación. Pregunté si había medias botellas y pedí un Protos crianza 2005, muy bueno. Según dicen ellos es la bodega más antigua de la denominación de origen y además está en la misma ciudad de Peñafiel, excavada debajo de los cimientos del castillo.

La carta de comida lleva desde ensaladas, cremas y sopas, aperitivos, entradas para compartir, carpaccios de carabinero o de bacalao, pescados y carnes. Tuve problemas para elegir por que había muchas cosas interesantes.

Antes de servirme lo que había pedido me sacaron una vichisoise de aperitivo, pero no un chupito como hacen en muchos sitios, no, sino una copa de cóctel llena. Llevaba una reducción de acceto balsámico de Módena en el fondo que contrastaba muy bien, Estaba deliciosa.

De primero encargué un timbal de ventresca de bonito con cebolla confitada y dulce de membrillo, pero después de hacer toda la comanda me dijeron que era demasiada cena y este plato lo cambiamos por una ensalada de ventresca de atún. Pensaba que iba a ser una ventresca natural como la de Barbate, pero resultó ser de conserva, pero muy buena.

También pedí dos rollitos de cecina rellenos de espuma de foie y gelatina de mango, pero ésta última no apareció, si había algo parecido a un jarabe de mango, pero no estaba yo para hacer reclamaciones de este tipo. Un bocado contundente, menos mal que solo me pedí dos.

De plato final un solomillo de ternera, acompañado de parmentier trufado (puré de patatas) y espárragos trigueros a la plancha.

Total 51,70 euros un aperitivo, dos entradas y un solomillo, con vino, agua e IVA.
Servicio muy atento y profesional, con ganas de agradar.

HOTEL CONVENTO LAS CLARAS – SPA
Plaza Adolfo Muñoz Alonso, s/n. 47300 PEÑAFIEL, Valladolid
Tf: (34) 983 878 168
info@hotelconventolasclaras.com
www.hotelconventolasclaras.com

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