El Pangea surca las aguas de Corinto

Pocos lugares en el mundo reúnen tanta historia. La batalla de Lepanto y el estrecho de Corinto.
El barco, construido integramente en Valencia, quiere circunnavegar el mundo.
Texto: Joaquín Verdeguer. Fotos: Verdeguer / Mwangi

Golfo de Patras

Apenas 42 millas náuticas separan la isla de Ithaca del continente para entrar en lo que al principio se llama Golfo de Patras. Un canal natural entre el continente griego y la Península del Peloponeso. La primera recalada es

Mesolongi, a través de un canal de tres millas, con bellas vistas al pueblo flotante de pescadores con casas de madera de multiples colores, se llega a la ciudad con un excelente lago a sus pies donde se puede fondear  (buen agarre). Es grato encontrarse con enormes tortugas que vienen a curiosear.

Mesolongi es conocida entre otros por el escritor y poeta romántico Lord Byron, que murió en la ciudad en 1824. Luchó por la independencia de Grecia frente a la opresión otomana y murió por la picadura de un mosquito al contraer la malaria.

Saliendo de Mesolongi a 19 millas en el margen de estribor, esta la ciudad de Patras con 4.000 años de antigüedad, hoy famosa por su carnaval de enormes carrozas. Patras, que en Griego significa “Patria”, todavía conserva parte de sus restos arqueológicos en muy buenas condiciones pese a los terremotos de la zona, que siguen siendo usados, sobre todo el precioso Odeón.

Dejando Patras por estribor, cruzamos el puente colgante de Rion – Antirion, el más grande del mundo con 2,5 km. Se tardaron siete años en su construcción y su altura oscila entre los 25 y 52 mt. El navegante lo cruza por debajo entre los pilares marginales pidiendo permiso 5 millas antes de llegar a él por el canal 14 VHF y seguir las instrucciones que se dan en griego e ingles. Los vientos en la zona son fuertes y aparecen de golpe, debido al efecto “Venturi” que se hace presente con 35kn. Superado el embudo, a 10 millas a babor se encuentra Navpactos más conocido por los españoles como Lepanto.

Lepanto

Lepanto es una bellísima ciudad amurallada, en su interior callejuelas y placitas con terrazas hacen la delicia del turista y del buen gourmet, con precios muy asequibles. El navegante no puede entrar en su diminuto puerto, hay que fondear fuera (buen agarre pero desprotegido). En el puerto hay un homenaje a Cervantes (muy interesante el

desarrollo de la batalla).

Saliendo de Lepanto a 13 millas a babor, está la isla de Trizonia, un bellísimo enclave con agradables tabernas. Prácticamente el turismo de la isla es local, con precios asequibles, el fondeo es regular pero protegido, aunque cabe la posibilidad de entrar en puerto. Dejando la isla por popa y a 20 millas por la banda de babor esta Galaxidi una ciudad medieval muy bonita y con encanto. Amarrar en el puerto a la griega no es fácil cuando sopla el viento de N o S ya que se encañona siempre de través con 25kn, es preferible fondear fuera o en frente, si sopla N mejor en la ciudad de Itea, apenas 2 millas. Si sopla S mejor la cala de Anemokambi. Galaxidi tiene un museo marino, pero lo mejor es coger el bus a Itea (3,50€)y de Itea coger el bus a Delfos (1,20€), buena combinación.

El centro del universo 

Llegar a Delfos es trasladarse en el tiempo, Delfos es una de las primeras ciudades griegas, considerada según la mitología el centro de la tierra y del universo. Su museo es espectacular, con restos arqueológicos muy bien

conservados. En las inmediaciones el anfiteatro todavía se usa, el resto de la polis fue devastado por varios terremotos, solo se volvió a restaurar el templo del tesoro de Atenas.

Saliendo de la bahía de Galaxidi a 20 millas le sucede otra bahía orientada al norte, bien protegida, Andiquirion. Andiquirion es una pequeña ciudad con un diminuto puerto, el fondeo es bueno pero a 15-20 mt de profundidad. No hay mucho que ver, pero el lugar es tranquilo y con excelentes tabernas.

Dejando Andiquirion por popa y a 26 millas, podemos entrar en la bahía de Domvrainis una zona muy bien resguardada ya que forma una bahía cerrada y en su punto de abertura la protegen tres islas, dejando sus aguas como un lago. El lugar tiene pequeñas calas y suaves playas desiertas sin acceso por carretera, que da la sensación de estar en otro planeta por ciertas colinas agrestes y casi sin vegetación, pero de gran belleza. Después de la tranquilidad salimos rumbo a Corinto, solo nos separan 22 millas para llegar al final del recorrido y plantarnos delante del canal.

Corinto

Corinto es una ciudad moderna que ha crecido a las afueras del original Corinto, conocido en la antigüedad con el nombre de Efira. En el siglo VII a.C. fue rebautizada por el Tirano Periandro de Corinto. Devastada por las guerras del Peloponeso y por los Romanos, cuando no por los seísmos. En la parte antigua de la ciudad solo quedan los restos romanos. Corinto es solo un lugar de espera para los que quieren cruzar el canal, que fue terminado por el ingeniero húngaro Esteban Türr después de doce años de trabajo en 1893. El canal solo tiene 21mt de ancho, 8mt de calado, 75mt de alto y seis kilómetros de largo. Aunque es de reciente construcción, el canal fue trazado y empezado por el emperador Nerón en el año 67 d.C. A su muerte se pararon las obras, hasta tiempos más modernos.
Para cruzar el canal es preferible hacerlo de madrugada, sin viento.

Los que quieran cruzar que preparen la cartera, es el canal más caro del mundo por metro. Para un 40 pies aproximadamente 200€ ida y 200€ vuelta. Para un 50 pies 300€.
Aproximadamente 400 millas náuticas de navegación en una de las zonas de más historia y variada que nos deleitaran entre la modernidad y la antigüedad.