Dos semanas en la Costa Dálmata y Bosnia Herzegovina (3/3)

MOSTAR (Bosnia Herzegovina), Texto y fotos: Josep Galbany.

Al llegar a la aduana desde Metkovic el paisaje y el tiempo de espera en el interior de los vehículos nos recuerda la Andorra de hace unos años. No tuvimos ningún problema en pasar nuestro coche alquilado con matrícula de Dubrovnik. Sólo tuvimos que enseñar el pasaporte.

Aquí también hay muchas casas vacías y cementerios improvisados o abandonados. Nada especialmente agradable o interesante. Os plantearéis seriamente, qué narices hago yo aquí…

Estamos en la otra cara del conflicto, donde está el famoso puente de Mostar y la ciudad destruida. Afortunadamente la ciudad ha recobrado la vida aunque contínuamente se ven los efectos del conflicto en algunas edificaciones. Los mostarenses primero echaron a los serbios. Luego se pelearon entre ellos: bosnios musulmanes contra bosnios cristianos. En la torre que hay junto al Puente Viejo, el Stari Most, encontraréis una buena muestra sobre lo que fueron aquellos fatídicos días. El puente ahora es patrimonio de la Unesco, lo que asegura un buen número de visitantes, fuente de unos necesitados ingresos.

El famoso puente es visitable a pie y de fácil recorrido. Está lleno de tiendecitas de artesanía, recuerdos y otros objetos inútiles, como imanes para la nevera, bolígrafos y molinillos hechos con restos de munición. Los adolescentes en la edad del pavo se tiran al agua desde el puente para demostrar su valentía. Yo ví a uno que hizo el amago y al final no se tiró. Su novia, que estaba por allí, pasaba bastante de él. Otros, sin novia, se tiraban con menos reparos. En julio, existe una competición oficial de salto desde su cruz, en la parte más alta. El barrio que lo rodea está repleto de bares y restaurantes con vistas al rio Neretva.

En la puerta oeste, hay un tío con pinta de anacoreta en una de la tiendecitas a quien vale la pena visitar y darle un poco de conversación. Va vestido con bata y luce una gran barba blanca. Sale fotografiado en numerosas guías de viaje y ya forma parte del paisaje. También hay que destacar el museo de la historia del puente, y merece la pena visitar la Mezquita Koski Mehmed Pasha, construida en 1618, y la de Karadozbegova, monumento nacional de Bosnia. Al otro lado del río está la Catedral católica con un campanario de más de 40 metros de alzada, para que no quede por debajo de los minaretes de las numerosas mezquitas de sus vecinos musulmanes.

Hay más monumentos visitables, como la antigua casa de un poeta otomano. Por la noche intentad olvidar temporalmente el gran número de personas masacradas en esta ciudad. Una opción económica donde alojarse es el recomendable Bed and Breakfast Shangrila.

Sarajevo

¿Y por qué no? Está a unos 120 km por una bonita carretera llena de curvas y túneles junto al rio Neretva. Parece ideal para practicar la guerra de guerrillas y montar una emboscada. El olor a tierra quemada flota en el ambiente. Siempre huele a humo en esta parte de Bosnia Herzegovina. Todo es rural hasta llegar a Sarajevo. Si vais al centro se debe pasar por la famosa ‘Avenida de los Snipers’ (francotiradores). El casco viejo (centar) no tiene especial interés arquitectónico, aunque se puede encontrar muchos bares y restaurantes, un museo y una mezquita. Durante los días que estuve de viaje por aquí se pudo ver a Pe (Penélope Cruz) y a Javier Bardem recorriendo las calles del centro y tomando unas cervezas. Ella estaba rodando una película italiana. El ambiente es variopinto y es reflejo y prueba de que se puede vivir en paz si nos respetamos los unos a los otros.

A mí me resultó interesante subir a una de las colinas que hay cerca del centro y contemplar la panorámica que se extiende sobre la ciudad. Desde estas posiciones los serbios castigaron duramente la ciudad, muy cerca del cementerio musulman. Al bajar se puede pasar por el estadio olímpico de Sarajevo, construído para los juegos de 1984.

En esta ciudad todo son contrastes. Comparten el espacio grandes edificios de arquitectura comunista junto a rascacielos que fueron quemados y tiroteados, que poco a poco van siendo rehabilitados y maquillados. Es frecuente ver por todas partes indigentes de origen kosovar. Hoy por hoy los más perjudicados de todo el conflicto. Los tranvías son bonitos, aunque necesitan ser renovados. Una comida típica de aquí es el ‘cevapcici’ (un tipo de longaniza parecida al kebab), y la empanada con longanizas y cebolla. Muy sabrosa y económica. Suelen servir estos platos en restaurantes musulmanes donde no hay ni vino ni cerveza.

De vuelta a Dubrovnic

De regreso a Dubrovnic, también conocida como la ‘Perla del Adriático’, hay que pasar por Metkovic y cruzar la única franja de tierra bosnia que les conecta con el mar. Son sólo 14 kilómetros, pero os pedirán de nuevo el pasaporte al entrar y salir. Sin problema.

La carretera serpentea por la costa y se aprecian muy bien algunas islas aún vírgenes. Estamos a un tiro de piedra de Croacia y una bandera pintada en la pared rocosa de una isla nos lo confirma. Antes de entrar en Dubrovnic se pasa por el puente Franjo Tuchman, espectacular obra de ingeniería. Desde aquí hay hermosas vistas de los cruceros que visitan esta costa y una oficina de información. En 10 min estáis en casa.

Si os gustó Ante Apartaments ahora os será más fácil de encontrar.
Último dia para ir a la playa, cayack a la puesta del sol y compras de urgencia. Como me gusta el vino me compré una selección acorde con el peso que Vueling me permitía sin penalización en mi vuelo destino Barcelona.
Mañana antes de llegar al aeropuerto pararemos en una calita para tomarnos una última cerveza y pulirnos la calderilla.
Ya conocemos un poquito más “il Mare Nostrum”.

Do skoro Hrvatski! Hasta siempre Croacia!

Algunos datos de interés:

Moneda croata: Kuna, en ocasiones aceptan Euros.
Moneda bosnia: Marco (Marka), aceptan Kunas y Euros.
Carretera de ida : Carretera Nacional 1, paralela a la costa.
Carretera de vuelta: Autopista 1 por el interior hasta que se acaba en Vigorak.
Idiomas: por lo general hablan y entienden bien el Inglés. También algo de español, italiano y alemán.
El agua de la red pública por lo general es buena.
Hay algún que otro radar, pero los automovilistas te suelen avisar con ráfagas.
Supermercados Konsum.
Visa no problem. En los sitios más turísticos aceptan Euros. En muchos restaurantes, bares y apartamentos hay que pagar en metálico.
Google maps: no confiéis demasiado en sus mapas. Pedid un mapa al alquilar el coche o en las oficinas de turismo. Son mejores y tienen más detalladas las carreteras.

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