Primer invierno del “Pangea” en aguas del Mediterráneo

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Texto: Joaquín Verdeguer (Grecia)

Siempre me he sentido atraído por viajar. He de reconocer que desde mi infancia no he parado de cruzar fronteras, siendo hijo de emigrantes, viajar formaba parte de nuestra vida.

Para que mi padre no se durmiese al volante, nos inventábamos cuentos. Uno empezaba y el otro continuaba.

Diseñar su propio velero.

Llego el día en que tuve que tomar una decisión ya que mi profesión no me estaba ofreciendo la pasión suficiente para seguir. Decidí convertir mi hobby en mi nueva profesión. Ello exigió un nuevo esfuerzo. Para diseñar y construir mi propio barco debía de formarme primero. Me fui ocho meses a Londres recopilando información sobre construcción naval consultando el temario de la escuela de arquitectura naval ” Yacht & Power craft ” de Southampton. Dos cursos sobre composites en el Parque tecnológico de Valencia. Y un curso específico de diseño naval en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Navales de Madrid. Ha sido mi formación.

El proyecto para diseñar “el velero” me costó un año. Cinco años y seis meses después, el velero fue bautizado. A los seis años, los trabajos completados y listo para la navegación. Homologación, matriculación, impuestos, licencias y un sinfín de quebraderos de cabeza y de bolsillo, llegaron a su fin.

La ilusión nos abrumaba, queríamos partir, nuestro rumbo, el sol naciente.

Partimos de Valencia rumbo al este.

Sábado 28 de julio de 2012. 21,54 h. Hacemos rumbo a Ibiza. En verano prefiero navegar de noche, es más fresco, relajante. Pasamos varios días por la isla y seguimos rumbo a Mallorca, donde nos encontramos con amigos. Tras cinco días cruzamos a Menorca, fondeando al lado del castillo en el puerto de Mahon.

Pescando en el Pangea

Los días pasan rápidamente siendo muy placenteros, salidas, cenas, terracitas….. a la semana decidimos cruzar a Cerdeña, emocionados por nuevos lugares. Partimos a la medianoche, tras 36 h de navegación, llegamos a Cerdeña, los dioses nos ofrecen la bienvenida con un hermoso túnido. Primer puerto de recalada Portoscuso.

Pasamos los días visitando los alrededores por tierra y mar. Las minas de la isla están abandonadas, curiosos paisajes. Las playas son preciosas dunas interminables de una costa sorprendentemente virgen.

 

Cagliari

Pronto alcanzamos la bella ciudad de Cagliari, con su casco antiguo, entre murallas medievales y restos arqueológicos. El barrio del puerto con sus callejuelas rebosantes de terrazas y restaurantes, son una delicia para las noches de verano. La marina bastante destartalada, es sin embargo muy agradable por el buen ambiente de sus gentes y sus barbacoas. Pero hemos de seguir, así es la vida del navegante. Llegamos a las islas Egadi, la primera isla es Marettimo, que surge del mar como por encanto, agreste, luchando contra la mar, sus acantilados nos impresionan, ni un solo árbol se atreve a desafiar tanta rudeza. Fondeamos en su vecina isla Favignana, a las puertas de Sicilia.

Barroco siciliano en NotoPalermo

De noche cerrada salimos rumbo a Palermo. Palermo nos recibe entre un caos impresionante. La suciedad y los palacios en ruina forman el paisaje urbano que se complementa con su esplendorosa catedral y opulenta opera. Más al norte, barrios de infinita elegancia parecen emerger confundiéndonos, con la sensación de estar en otra ciudad. Un coctel difícil de olvidar.

Partimos de Palermo con mal tiempo, oímos por la radio constantes avisos de varios barcos a la deriva. En el horizonte vemos la manga de un pequeño tornado, recogemos velas, pues hace algunos años ya tuve una experiencia con uno de ellos siendo succionado. Llegamos a Cefalu y fondeamos al abrigo del dique del puerto. Al día siguiente, el tiempo ha mejorado y nos permitimos ver la preciosa ciudad.

Islas eólicas

Con la llegada del buen tiempo, partimos de madrugada a las islas Eólicas. La primera de las islas es Alicudi, un cono volcánico perfecto. Le sigue Filicudi, más verde y alargada. Suena el carrete y un precioso pez espada hace nuestras delicias, hablamos de cómo lo vamos a cocinar y lo cortamos en cuatro trozos.

StrómboliCae la tarde y fondeamos en la siguiente isla, Isola Salina. A lo lejos percibimos Strómboli , con su penacho de humo, isla volcán que permanece activa. La noche ha sido tranquila, mejor, pues nuestro fondeo no es bueno. Al amanecer hacemos rumbo a Lipari que es la más grande de las Eólicas. También llamadas las Bermudas del mediterráneo, ofrendadas al dios Eolo. Su mala fama tiene bien merecida, aquí se forman tempestades y tornados en un abrir y cerrar de ojos.

Pegada a Lipari está Vulcano, con su enorme cráter de aspecto lunático del que sale una fumarola y un apestoso olor sulfúreo a huevos podridos que persiste durante millas. Pese a que nos atrae la isla preferimos distanciarnos lo más rápido posible a tan desagradable fragancia. Además de descubrir que según la mitología Romana, el cráter era la antesala al infierno.

El peligroso paso de Mesina

Es mediodía y estamos cerca del estrecho de Mesina otro de los huesos del mediterráneo. Leemos lo difícil de su cruce debido a las corrientes, los vientos contrarios y los remolinos que se forman, en la mitología estos remolinos se tragaba barcos enteros. Tenemos suerte y lo cruzamos sin demasiados contratiempos. En el horizonte aparece la bella ciudad de Taormina, llegamos de noche cerrada y una barca de pesca se nos cruza indicándonos que existen unos bajos muy peligrosos y nos desaconsejan el fondeo. Agradecidos ponemos rumbo a Siracusa llegando de madrugada. Contentos y exhaustos fondeamos en la bahía de Siracusa, esplendido lugar. Al día siguiente paseamos por sus calles cámara en mano como japoneses poseídos por la belleza de la ciudad medieval y sus plazas.

Los días pasan tranquilos, alquilamos un coche para explorar los alrededores y descubrimos la ciudad de Noto, (barroco siciliano). Noto es de capa y espada, viajas en el tiempo. Aunque nos gustaría conocer más sobre Sicilia decidimos poner rumbo a Calabria. Cruzando punta Stilo, ocho de la mañana pasamos de cuatro nudos de viento a trenta y cinco de sopetón, nos llevamos un buen susto, es un catabático famoso en la zona que nos ha cogido desprevenidos. Sin embargo entrando en el golfo de Squillace con todo el trapo arriba, pensando que el susto había pasado, Eolo nos regala cuarenta nuditos. Abortamos nuestro intento de llegar a Crotone la ola y el viento nos coge de través y la navegación se hace incomoda, decidimos acercarnos a la costa donde la ola todavía no está formada, buscando el refugio del puerto de Catanzaro. Desgraciadamente solo pueden entrar barcos de menos de doce metros. Así que fondeamos en la bocana con cuarenta metros de cadena. Al anochecer la mar se va calmando. Pasamos el día en la ciudad, necesitamos cambiar la antena del AIS. Partimos al día siguiente.

Los Guardacostas nos abordan de noche

Entrada la noche nos deslumbra un fogonazo, sin darnos cuenta una lancha de la guardia costera italiana nos aborda, después de un intenso interrogatorio por radio, nos desean una buena travesía.

La travesía se hace agradable, picoteo, siestecita, lectura. Parte de la travesía nos siguen una docena de delfines. Cae el sol y suena el carrete, convencido de que es solo un plástico, recojo el sedal, con la sorpresa de ver otro pez espada, es una rápala cara, pero está dando sus frutos. Al anochecer, vislumbramos la costa y un tráfico de buques importante, gritamos de alegría, estamos en Grecia, felices, cambiamos el pabellón de cortesía.

Puesta de solLa luna llena nos recibe al llegar a Grecia.

La noche se cierra y nos acompaña una luna llena, aparecen las luces de la costa de la Isla de Corfú, indicándonos su cercanía. Doblando el cabo de Asprokavos subimos la costa, pero la falta de sueño de dos noches sin dormir, nos hace desistir y fondeamos en Benitses ayudados por el plotter y google hearth distinguimos donde hay arena y donde hay posidonia. Otro barco está fondeado a un centenar de metros, el lugar parece seguro. Al alba me despierto y al salir a la bañera me quedo anonadado por la belleza que me rodea, una ladera boscosa en la que despuntan enormes cipreses, tratando de camuflar elegantes casas de colores terracota, que aparecen entre una suave neblina. A medida que el sol gana altura se va despejando el horizonte perfilando los contornos multicolores de una naturaleza exuberante. Estoy impresionado pues no me esperaba tanta frondosidad. En el plotter aparece la marina ” Gouvia “. Caemos totalmente rendidos ante tanta belleza y decidimos invernar en la isla, con la llegada del buen tiempo quien sabe … ¿ el Adriático, Chipre, El mar rojo …?

El Pangea en la tierra de Ulises

Links:

Antártica. Blogia. Com:

Construir un velero oceánico

Youtube :

Pangea un sueño hecho realidad

Navegando en el velero Pangea

Audax 47:

Vivir en un velero. Mov

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