North of England Way, Mánchester (3/3)

LA MEJOR PINTA DE MÁNCHESTER, por P. Plant.

El hotel Hilton Deansgate se encuentra en la formidable Torre Betham, en la zona más antigua de Mánchester. Allí había sido citado por una misteriosa persona que me abordó en el claustro de la catedral de Chester el día anterior.

No sabía bien a qué atenerme cuando llamé con los nudillos temblorosos a la puerta de la habitación 501. Abrió la misma mujer, y me indicó en silencio que pasara hacia dentro. Yo estaba electrizado.

Pero aquello no duró nada, porque supe enseguida que había otra persona. Estaba de espaldas, extendiendo con mimo un traje oscuro a rayas sobre la colcha. Silbaba “This charming man”. Era García.

“Así que usted ¿Ha vuelto a soñar?”, le espeté. “Por supuesto”, repuso entusiasmado, “y hoy voy de boda, ¿qué le parece?”.

Mánchester es un territorio de pequeñas historias que se hacen grandes. O de sueños que se hacen realidad. Aunque por fuera no lo parece. Debe ser ese clima, que hace crecer las ilusiones.

Fundada a la vez que Deva Victrix (Chester), como plaza fuerte para controlar las rutas entre ésta y Eboracum (York) , Mánchester protagonizará un segundo momento crucial en la historia de la arquitectura inglesa, mucho tiempo después de Durham. De hecho, el alcance de este momento es universal. No se trata de un edificio, de una idea o un descubrimiento concreto. Es una forma de proceder y de ser para cambiar conscientemente el mundo: Industrialización.

“Le he buscado una compañera ideal para que conozcan juntos la ciudad, Plant. Es otra turista, escocesa de MacAlister. Agradézcamelo”. Lo hice. Y la turista escocesa y yo dejamos al soñador silbando en su habitación.

Mánchester no se deja querer a la primera. Es de un urbanismo desconcertante. Pero tiene algunas ventajas de las ciudades medianas, como que el turismo se disuelve entre los lugareños y que se puede recorrer a pie. “Primero a comer”, fue lo que me dijo la turista escocesa, que ya dejaba de parecerme misteriosa, en cuanto pusimos un pie en la calle.

Al parecer, en el norte, los restaurantes italianos son una buena opción para una alimentación adecuada sin pretensiones. Son abundantes y no suelen decepcionar. Te escaqueas así de la comida rápida -ya sean las variantes inglesas o las de su antiguo y exótico imperio- o de las cadenas-basura, que acechan siempre apostadas en las mejores trincheras. Los restaurantes de cocina más elaborada son menos adecuados, al menos cuando uno quiere parar a descansar y seguir pronto la marcha. Y mucho más caros.

También puedes tomar perfectamente un queso de Lancashire con pastel de cebolla, como hicimos nosotros, en un grill de Castlefield, y sentirte muy británico. Y regarlo con Boddingtons, la cerveza mancuniana por excelencia.

Boddingtons, un sonoro nombre para una buena marca, inferior, a mi profano parecer, a la Bombardier. Pero seguía sin encontrar la cerveza definitiva, la que más que bebértela, te bebe ella a ti.
“No exageres, Plant”, me dice la turista escocesa desde su media pinta. Me cala a la primera, esta mujer. “Acábatela ya, y sigamos nuestra órbita”.

En las calles del centro, presenciamos una suerte de desfile cívico y religioso a la vez, en honor de Elizabeth. El Queen´s Diamond Jubilee inunda las principales avenidas de la ciudad, y aprovechamos para admirar el decorado urbano que lo escolta.

Si alguna palabra define a la arquitectura de Mánchester, es eclecticismo. El eclecticismo, propio de la ciudad burguesa industrializada, recoge en sus edificios, mezclados sin pudor, rasgos de los historicismos, bien internacionales o locales –regionalismos-, pero también del Arts & Crafts y de la arquitectura de los nuevos materiales, a veces en abigarradas y sobreactuadas composiciones. Es la tendencia europea más abundante de la segunda mitad del XIX, en arquitectura. Esto tiene que ver, todavía, con la voluntad del viejo continente de distinguirse del Nuevo Mundo exhibiendo los supuestos laureles del pasado. Un error, como se verá, pues es un nuevo modelo el que debe ser creado para sembrar el futuro –ahí Chicago hará la principal diana-.
Pero mucho antes que en EEUU, esto también se da en Mánchester. Se da, de hecho, antes del propio eclecticismo. Pero sin voluntad de belleza, tan sólo de pragmatismo. Resultando que la nueva burguesía industrial levantará estridentes edificios públicos y privados en la ciudad, sin percibirse de que en sus lugares de trabajo es donde nace el germen estético de la arquitectura moderna, mucho más funcional y liberada de connotaciones.

En Castlefield, ombligo histórico de Mánchester –y de la Revolución Industrial-, se encuentra esa arquitectura. Son factorías de ladrillo, ahora reconvertidas en bloques de apartamentos, o abandonadas, con las ventanas profanadas, las chimeneas rotas y las enredaderas trepándolas en silencio. Se reparten en un área donde el Canal Bridgewater (1761) y el río Irwell conectarán a la ciudad con el resto del país a través de una red de vías navegables, en la Primera Revolución Industrial. Antes, siquiera, de que las carreteras existieran. Después llegarán los trenes, y con ellos los viaductos que salvan el canal, hierro y ladrillo, y la gran estación de ferrocarril.

Castlefield es un fascinante mundo de ciencia-ficción. Bajo el cielo blanco, reflejados en el canal, los rojos edificios son rectángulos perfectos tumbados en la hierba. Nada que ver con la cortina de fachadas que pugnan entre sí por ser la más culturalista, en el centro burgués.

El nombre Castlefield señala, también, que el fuerte romano se edificó ahí. Algunos restos lo atestiguan. Ahora, en los muelles del canal, hay diversión nocturna, pacíficas barcazas fondeadas, siluetas de corredores con chubasquero y auriculares cruzando los puentes.

El sol se presenta sin previo aviso y aprovecho para fotografiar algunos edificios. Después, al atardecer, regresando hacia el hotel, hacemos un stop en la planta baja del Instituto Cervantes. Ahí está el Dimitri´s, un garito muy recomendable, donde además de comida –griega- dan buena música en directo cada noche. Gin por un tubo, y tirador de, entre otras, Bombardier. Ambientazo.

La turista escocesa lleva tres vinitos españoles –craso error, están por las nubes- y un par de Tigers, la lager de Singapur, muy comercializada aquí. “Estoy borracha”, descubre de repente. Bailamos un buen rato. Un swing trepidante inunda la atmósfera. El cantante tiene mucho feeling, y una camisa blanca. Le acompaña, entre otros, un pianista de estilo parco y profundo. Un alquimista a quien no le sobra ni una nota.

Me tropiezo con él en la barra, en un descanso. Se llama Simon, es un tipo agudo y flemático, como su forma de tocar. Para presumir, me hago pasar por García y le digo que me hospedo en el Hilton. Hablamos de cerveza, y le cuento mi búsqueda de la definitiva. La turista escocesa conversa con el cantante, mientras tanto. Ambos se sostienen en pie de milagro.

Rematamos la noche en el Cloud 23, uno de los garitos más exclusivos de la ciudad. Se encuentra en el piso 23 de la Torre Betham. Hay que hacer cola en el único ascensor que conduce hasta ahí. Nos reímos un rato mientras subimos, porque una pareja nos cuenta una historia de la que no entendemos ni una palabra. La escocesa se tiene que sentar en el suelo, de mareo, risa y sueño. Después ya no recuerdo más.

Al día siguiente García me entrega una nota. “Han dejado esto para mí, pero juraría que es para usted”. Es de Simon, e indica una dirección. Briton´s Protection. Voy sin perder un segundo para allá, con mi ya inseparable escocesa, por la importancia de la revelación.

Unas pocas calles después, estamos en el Briton´s Protection, saboreando, extasiados, una Theakstone Bitter. La más amarga, profunda y estimulante de las cervezas. Es una Inglaterra líquida. Es un pilar cilíndrico, y una nube y un canal.

“Me duele la cabeza. Debemos parecer aún muy perjudicados por lo de anoche”, comento a la turista de MacAlister. “Para nada”, niega; “yo diría que tenemos la mejor pinta de Mánchester”.

www.visitmanchester.com

www.manchesterbars.com

http://www1.hilton.com/es/hi/hotel/MANDGHI-Hilton-Manchester-Deansgate/index.do

http://www.theakstons.co.uk/

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