Ya lo decía mi abuela, “no hay enemigo pequeño”, y como muestra ahí está la Phylloxera vaxtratis (Dactylosphaera vitifoliae), ese insecto parásito de la vid que no llega a medir ni un milímetro y que a partir de 1863 aniquiló el viñedo original europeo en sólo seis décadas. El bicho viajó desde América del Norte a Europa en cepas importadas por viveristas que buscaban especies resistentes al oídio, un hongo supuestamente de origen americano que ataca las partes aéreas de las plantas.
La nueva situación creada fue catastrófica para las familias de los viticultores y la economía de comarcas vitícolas enteras se vio seriamente resentida. Mientras tanto, otros se encontraron con una gran oportunidad de negocio en las comarcas productoras donde la plaga llegó más tarde, al poder abastecer la fuerte demanda internacional.
En algunos lugares todavía quedan viñas que fueron plantadas en “pie franco”, término que no tiene nada que ver con la extremidad de ningún dictador, sino que significa que la planta se reprodujo directamente a partir de un sarmiento, sin ser injertado en un pie americano, que es inmune a la filoxera. En zonas como Ribeiro, Murcia, Canarias o incluso Rioja, se pueden encontrar vides que sobrevivieron a la plaga, cepas viejas de bajísima producción, con profundas raíces que extraen la mineralidad de su terruño, con las características puras de su variedad que transmiten a unos vinos que son auténticas joyas enológicas.
El Grupo Berceo-Luis Gurpegui Muga, tiene el privilegio de elaborar uno de estos vinos en Rioja a partir de cepas viejas de Tempranillo. Esta es una importante corporación empresarial, con 11 centros de producción en Rioja, Navarra, Extremadura, Rueda y Chile, aunque su marca más emblemática es la riojana Berceo, con sus Viña Berceo Crianza, el Reserva y el elegante Selección, además de los ‘Dominios de Berceo’, los más altos de gama, como el que hace referencia a una viña plantada en 1936, con 24 meses de barrica, de mucha concentración y gran expresión frutal.
Y el Prefiloxérico, un vino singular, monovarietal de cepas de Tempranillo de 170 años de antigüedad, fermentado en barricas de tostado medio en las que ha tenido una crianza de 8 meses. Es de color rojo picota, bien cubierto, con ribete de tonos amoratados. Aroma intenso, a frutas rojas y negras maduras, frutillos silvestres (confitura de moras), perfumado y floral, sobre suaves especiados (vainilla) y tostados. En el paladar tiene una magnífica entrada, es de cuerpo medio, con maduros taninos y suave astringencia, con mucha fruta. Cuando parece que el trago se va a acabar sigue su recorrido, profundo y penetrante. Un vino único.
Los Dominios de Berceo, Prefiloxérico 2011: 28 €
www.gurpegui.es
