La monumental Bodegas Utielanas se abre al público. Vega Infante Crianza

Bodegas Utielanas. Vega Infante Crianza

La enología actual ha vuelto a poner en valor los clásicos depósitos de hormigón por sus buenas propiedades para la estabilización de los vinos al ser poco sensibles a las cargas electroestáticas y a las variaciones de temperatura por su inercia térmica.

La monumental edificación de Bodegas Utielanas data de 1945, aunque la fundación de la cooperativa se remonta a 1927. Sus más de 17.000 metros de superficie están construidos de ladrillo y adobe macizo, con sus depósitos de estabilización hechos de gruesos muros de hormigón.

Bodegas Utielanas. Vega Infante CrianzaDesde hace unos meses la bodega es totalmente visitable, en la que se puede apreciar su fachada y entrada, con cerámica ilustrada sobre motivos tradicionales de vendimia. En el laboratorio llaman la atención los amplios ventanales que dan sobre la zona de los depósitos de acero inoxidable donde tienen lugar las fermentaciones con control de temperatura.

A muchos les recuerda la posición del puente de mando de un gran buque de carga, con la zona de recepción de la uva, las básculas y las tolvas a popa,  y al frente el resto de las instalaciones enológicas, con la sala de barricas y la zona de venta al público a proa, toda una superestructura que se alza sobre los depósitos subterráneos de hormigón.

Nora Clemente, enóloga de Bodegas Utielanas

Nora Clemente, enóloga de Bodegas Utielanas

La enóloga Nora Clemente comanda desde hace dos años  la parte técnica de esta bodega, primera en importancia de la DO Utiel-Requena en cuanto a volumen, con un total de 17 millones de kilos de uva producidos durante la pasada campaña de 2013. La principal varietal de uva con la que trabajan es la autóctona Bobal, como no podía ser de otra manera por una empresa de este tipo en esta comarca.

Uno de los vinos más competitivos que elaboran es el Vega Infante Crianza de 2011. Está hecho con una parte principal de Bobal (80%), completada con Tempranillo, que aporta suavidad al paladar, y ha tenido una permanencia de 12 meses en barricas de roble americano, que son renovadas de manera periódica. El vino está bien presentado, tiene un bonito color rojo picota de capa alta, con un ribete que todavía presenta tonos violeta. En nariz muestra buena presencia frutal (ciruelas rojas, cerezas, moras), sobre un fondo de especias dulces (vainilla), con recuerdos a toffee y suaves tostados. En boca tiene fácil entrada, de cuerpo medio, con la garra de la Bobal y maduros taninos que lo hacen agradablemente astringente. Deja sensación de fruta fresca, es equilibrado y sabroso.

Un vino para tomar acompañando platos de cierta enjundia, que vayan abriendo camino en el paladar a los vivos taninos de este vino sincero y con terruño.

Vega Infante Crianza 2011: 7,10 €
www.bodegasutielanas.com

 

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