Restaurante La Ferrera
Teléfono: 963 248 010
Dirección: Playa de Pinedo, s/n, 46012 Valencia
www.laferrerarestaurant.com
Pinedo, València, 02/06/2017.- Con unos cuantos días de antelación el Restaurante La Ferrera inaugura el verano con una cena en su terraza, refrescada por la suave brisa marina. Para una ocasión tan esperada, la winewoman María Lluch, enóloga especializada en organizar ‘eventos a medida’, preparó una interesante actividad de la que participamos todos los comensales.
La cocinera Chave Soler, María Lluch y Lola Soler directora de sala del Restaurante La Ferrera
‘5Vinos5Platos’ plantea un juego para los sentidos donde los aromas, sabores y colores se ensamblan con sonidos y sensaciones táctiles percibidas con el paladar como las texturas sedosas, secantes, chispeantes, rugosas y terrosas.
Al llegar, con los últimos rayos del sol todavía despidiéndose del día, nos estaba esperando un barril con Vermut Rojo Vittore. Hielo y unas cortadas de naranja. Con el vaso en la mano fuimos saludando al resto de asistentes. Y pudimos recorrer el restaurante, de arquitectura mediterránea, con varios comedores de diferentes capacidades y tres terrazas, dos de las cuales dan directamente al mar, desde la planta baja y el primer piso. Dirigen el establecimiento las hermanas Chave Soler en la cocina y Lola Soler en sala.
Ya sentados a la mesa Lluch nos fue introduciendo en el juego con un Cava muy especial, el Pago de Tharsys Millésime Brut Reserva de 2013, hecho con un ensamblaje de vinos seleccionados de Macabeo, Chardonnay y un pequeño porcentaje de Parellada.
Acompañaba una Oblea de bacalao, crujiente, con brandada y ajoaceite de tinta de calamar. Tuvo mucho éxito. Vino y plato armonizados por contraste.
Siguió un Falso canelón de setas, trufa y foie, sedoso, muy bien resuelto, envuelto en una gelatina de hongos y trufas.
El plato estuvo en armonía con el Parotet Vermell de 2014, un tinto joven, de cuerpo ligero, suave en el paladar, en el que la fruta resalta por su crianza en las centenarias tinajas que Celler del Roure tiene en la Bodega Fonda, en Fontanars del Alforins. Buena elección, sin duda, por lo aterciopelado del vino, pero personalmente prefiero combinar los platos de hongos y trufas con viejos tintos Gran Reserva que hayan superado con holgura los diez años de edad, con el bouquet y los taninos pulidos que solo da el tiempo a los buenos vinos.
A continuación hubo un cambio de ritmo y los comensales se vieron sorprendidos por un Bote sorpresa, con ensalada, ensaladilla y petazetas, que chisporroteaban en su interior.
Repartieron bengalas, que encendimos inmediatamente.
Y brindamos con un blanco, sí, después de un tinto. Trenzado 2014, de Suertes del Marqués, DO Valle de la Orotava, Tenerife, hecho mayoritariamente con Listán Blanco, junto a pequeños porcentajes de Pedro Ximénez, Marmajuelo, Gual, Vijariego Blanco, Verdello y Baboso Blanco. Un vino volcánico, marcadamente mineral.
Volvió el sosiego con unas botellas mágnum de Finca Valpiedra de 2010, el formato ideal para los vinos de guarda (y para compartir entre dos, añadiría). Un magnífico Rioja, hecho con Tempranillo (94%), Maturana y Graciano. Un vino elegante, sofisticado y exclusivo.
En el plato sirvieron Secreto, brasas y ceniza. La carne, aligerada por el fuego, y la yuca, o mandioca, puso su sensación de raíz fibrosa y maderizada, cocida primero y acabada a la brasa. Un plato con marcado toque ahumado.
Para callar a los más habladores sirvieron un polvorón de café, que debieron comer de un bocado. Mistela tinta de Garnacha para aclarar el paladar.
Y Trufas de chocolate con sorbete de manzanas. Una velada para el recuerdo, plena de sensaciones, con la que se dio por inaugurada la temporada de verano.
Hola Luis, Muchísimas gracias por la reseña, espero que disfrutaseis mucho de la noche, y del Vermút Vittore!!