Puede que resulte paradójico a primera vista, como le parecía a Rafa López cuando durante ocho campañas controlaba el grado Beaumé (escala que da el grado probable que tendrá un vino al medir el azúcar del mosto) de la uva que entraba a la cooperativa de su pueblo, Venta del Moro, en la comarca de La Plana de Requena-Utiel, en Valencia, pero los socios que tenían el viñedo más mecanizado eran los que llevaban peor calidad de uva. Por el contrario, la mejor era la de gente de edad avanzada, con menos recursos, que practicaba una viticultura como la de antaño, cuando se araba con mulos.
Mientras tanto, Rafa acababa su carrera de Ingeniería Agrícola, para continuar con la licenciatura en Ciencias Ambientales y cuando se decidió a hacer vino junto con su compañera, Silvia Díaz-Alejo, tuvo claro que donde debían hacerlo era en el viñedo.
En el campo buscan el equilibrio entre la tierra y la planta, cada labor la realizan en su momento regidos por las fases lunares, en ‘buena coyuntura’, como decían sus antepasados. Apuran la vendimia hasta que las uvas de Bobal han madurado completamente, por lo que cada añada la climatología se ve reflejada en el vino haciéndolo diferente.
La uva macera entre 10 y 25 días en pequeños depósitos de 1.000 kilos. Se prensa y el caldo va a barricas de roble americano y francés, donde la fermentación con levaduras autóctonas puede durar 11 meses, un proceso muy largo y de riesgo en el que durante el invierno queda al ralentí, pero en el que el gas carbónico ejerce de protector antioxidante.
La actual añada en el mercado de este vino es la del 2012, una botella que necesita estar abierta con mucha antelación. El viñedo no ha conocido tratamiento de ningún tipo, el vino es natural, no tiene aditivos, ni ha sido filtrado o clarificado por lo que en este caso resulta recomendable su decantación para que los posos no pasen a la copa.
El Sexto Elemento de 2012 es de color rojo picota de capa alta y ribete violeta. Aroma de buena intensidad a fruta roja y negra maduras, balsámico, especias dulces, tostados, ligero recuerdo a lacas y plantas aromáticas mediterráneas. En boca es potente, con taninos maduros, carnoso, goloso, equilibrado, vuelve el recuerdo a macedonia de frutas, ciruelas, arándanos, cerezas. Un vino galardonado en los Premios Vino y Mujer y con el Decanter Silver.
Y nada mejor para comprobar la evolución de estos vinos de Bobal sin sulfuroso que catar otras añadas, como la de 2009, que todavía conserva matices amoratados en su ribete. En ella aparecen ya aromas terciarios junto a las frutas rojas y negras maduras, recuerdos a orejones, hoja de tabaco inglés, cacao y café, con un gran paladar, potente, con estructura, taninos pulidos, fresco, largo y evocador. Unas veces la paciencia se acaba, otras vale la pena esperar.
Vino Sexto Elemento 2012: 18 €
www.vinosextoelemento.com
