El proyecto trazado por dos nombres míticos como son Vega Sicilia y Benjamin Rothschild (Château Lafite) acaba de sacar al mercado la tercera añada de su conjunta aventura riojana. Con el inicio del nuevo siglo y grandes dosis de paciencia y sigilo esta sociedad comenzó a seleccionar y adquirir parcelas en la zona de la Sonsierra. Este es uno de los enclaves más privilegiados de este paisaje vitícola, formado por los términos de San Vicente y Labastida, justo entre la Rioja Alta y la Alavesa, con la ayuda del bodeguero local Fernando Remírez de Ganuza.
Durante este tiempo han estado elaborando en unas instalaciones enológicas alquiladas, mientras finalizan las obras de la nueva bodega en la localidad de Samaniego. Para producir sus vinos en Rioja esta bodega cultiva en la actualidad 70 hectáreas de viñedo con cepas que oscilan entre los 35 y los 90 años, además de otras 35 que está plantando de manera progresiva con su propio material genético de Tempranillo.
Y todo esto cuando acaba de suceder este verano el relevo en la dirección técnica, de donde ha salido el enólogo Javier Ausàs unos meses después de que se detectasen problemas de posos en los Alión y Pintia. En su puesto se ha incorporado Gonzalo Iturriaga, junto a la enóloga de la casa Begoña Jovellar.
Iturriaga es ahora el responsable del grupo Tempus de Vega Sicilia, con Pablo Álvarez al frente como consejero delegado, que reúne la bodega de Valbuena de Duero con los vinos Vega Sicilia Único, Reserva Especial y Valbuena; Alión, en Ribera de Duero; Pintia, en Toro; Macán, en Rioja, y Oremus, en Tokaji (Hungría).
En Rioja hacen dos vinos, el Macán y el Macán Clásico, a la manera bordelesa de una primera y una segunda marca. Uno tiene más capacidad de envejecimiento, el otro está antes listo para beber. Ambos tienen el sistema tradicional de distribución de Vega Sicilia de cupos asignados, estrategia que reparte cada añada entre algo más de 5.000 clientes, lo que hace que no haya un precio fijo más o menos establecido en el mercado.
El Macán Clásico de 2011 es monovarietal de Tempranillo, de color picota de capa media. Tiene una nariz expresiva, con aromas a cueros, sotobosque y especias, propios de la crianza, seguidos de un exquisito fondo de frutos rojos y negros frescos. Con un paladar amable, sedoso y estructurado, fresco y largo. Un vino fino, profundo y elegante, cuyo nombre rinde homenaje a los ‘macanes’, como se conoce popularmente a los habitantes de la Sonsierra.
Macán Clásico 2011: 29 €
