Las lluvias de otoño reverdecen el paisaje de Formentera, unas tierras invadidas por miles de visitantes concentrados en los meses del estío. Regresa el sosiego una vez libres los caminos, las calas y sus playas.
La actriz Paz Vega, en una imagen del cartel de la película ‘Lucía y el Sexo’
Las suaves temperaturas previas al invierno permiten disfrutar todavía de unas horas de sol, darse algún baño en el mar, bucear con botella en sus aguas de color turquesa y navegar a vela con unos vientos que en la Pitiusa menor parecen no acabar nunca.
El Faro del Cap de Barbaría se hizo famoso en una película de Julio Medem, Lucía y el sexo, protagonizada por Paz Vega, por la que la intérprete fue nombrada Mejor Actriz Revelación en la XVI edición de los Premios Goya (2002).
Un poco antes de llegar al faro se encuentra la bodega Cap de Barbaría, actualmente propiedad de la familia Bernat. Consiste en una antigua vivienda de ‘pagesos’ y varias dependencias agrícolas rehabilitadas para su disfrute, una de las cuales acoge también la pequeña bodega.
Una hectárea de viñedo circunda las instalaciones, cuyo color rojizo, que es el que presenta en esta época, contrasta con la línea azul del horizonte de un mar, ahora, en calma. Aquí cultivan las atlánticas Merlot y Cabernet Sauvignon en espaldera, con una elevada densidad de plantación y riego por goteo, para el que utilizan el agua salobre del pozo, desalinizada por ósmosis. Dos varietales mediterráneas de otras parcelas completan el coupage de sus tintos, la Monastrell y la Fogoneu, ésta última un tipo de uva característico de todo el archipiélago balear, que algunos especialistas emparentan con la Gamay del Beaujolais. Las cepas tienen una edad de más de 50 años y fueron plantadas directamente, sin injertar, en un suelo calcáreo y arenoso.
Luego está el marcado factor insular, de temperatura suave amortiguada por el mar, con todos los vientos de la rosa soplando con mayor o menor intensidad, que aseguran la sanidad de las uvas. Para Xavier Figuerola, director técnico de la bodega desde su fundación en 1999, la autóctona Fogoneu, de poco color, por sí sola no tiene ninguna personalidad pero, de forma sorprendente, en compañía de la Monastrell aparecen unos aromas florales muy interesantes que no se encuentran al vinificarlas por separado.
Por su parte, la Monastrell no se comporta de manera tan potente como en Alicante o Valencia, aquí sus vinos presentan un color evolucionado desde el principio, sin estar oxidados.
El Cap de Barbaría de 2010 está hecho con estas cuatro varietales. Es de color granate, abierto de capa. Resulta conveniente darle un tiempo de oxigenación una vez abierta la botella para que muestre su potencial. Su aroma es complejo, con recuerdos a frutos rojos y negros maduros, a hoja de tabaco, suaves tostados y especiados, con toques salinos, yodados y a trufas. En el paladar es amplio, de cuerpo medio, amable y sedoso, expresivo y carnoso, fiel reflejo de su entorno mediterráneo.
Cap de Barbaría 2010: 35 €
