Sergio Garrido ha conseguido en pocos años que sus vinos se sitúen entre los más destacados de la IGP Vinos de Castellón / StylusVinum / Luis Moreno Buj /
Todavía quedaban viñas adultas de Monastrell y Macameu (Macabeo) en la finca del Clos d’Esgarracordes cuando la familia de Sergio Garrido, su director gerente, construyó las modernas instalaciones de Bodegas y Viñedos Barón d’Alba en el término castellonense de Les Useres. Más tarde ampliaron la superficie cultivada de viñedo con la también autóctona Garnacha tinta, además de las foráneas Tempranillo, Syrah, Merlot o Cabernet Sauvignon, entre otras, hasta completar las 22 hectáreas actuales de la propiedad.
El enólogo Mario Malafosse, formado en Burdeos y con experiencia en Nueva Zelanda y Argentina, se muestra entusiasta con el equilibrio y la frescura de los vinos que se consiguen aquí, “sin tener que rectificar con ácido tartárico, que es un producto natural del vino, lo hacen casi todos, incluso grandes vinos, pero aquí no es necesario”. Y esto es posible gracias a este terreno de aluvión y canto rodado con subsuelo de arcillas blancas que en la comarca de L’Alcalatén llaman tapaç, y a la influencia de las brisas del mar Mediterráneo, que suavizan las temperaturas del verano.
En este entorno consiguen muy buenos resultados con la Cabernet Sauvignon, una varietal noble, que se adapta a todos los terrenos, por lo que se pueden encontrar magníficos ejemplos desde Burdeos, su zona primigenia, hasta California, Chile, Sudáfrica o al Sur de Australia.
También es verdad que hemos acabado cansados de la proliferación de cabernets por todas partes y de su característica nota aromática que recuerda a los pimientos, provocada por una sustancia volátil que se genera durante la fermentación, la piricina, que se hace más evidente cuando se trata de viñedos jóvenes, o cuando las uvas no llegan a madurar de manera óptima. El aroma a pimiento no es un defecto, pero un olor exagerado y preponderante de este vegetal no debe resaltar ni en un gazpacho andaluz.
Los de Barón d’Alba han seleccionado las dos mejores barricas de esta varietal para iniciar la gama alta de la bodega, dedicada en esta ocasión a la peregrinación que, desde el siglo XIV, recorre la senda entre Les Useres y el santuario de Sant Joan de Penyagolosa.
El Clos d’Esgarracordes Pelegrí Col.lecció 2011 es de color rojo picota, bien cubierto, de aroma intenso, a frutas rojas y negras maduras (cerezas, ciruelas), recuerdos a pimienta, regaliz, balsámicos, cacao, y torrefactos, sobre un fondo de sotobosque evocador de plantas aromáticas. En el paladar se muestra con potencia, pero tiene buena entrada, con taninos bien maduros, buena acidez, sabroso, con mucha fruta y elegante amargor final.
Clos d’Esgarracordes Pelegrí Col.lecció 2011: 28 €
