Dos semanas en la Costa Dálmata y Bosnia Herzegovina (1/3)

RUTA FÁCIL, 14 DÍAS DESDE DUBROVNIK, texto y fotos de Josep Galbany.

La Costa Dálmata, el Mar Adriático, sus islas, calas, sus ciudades y montañas, ofrece espacios naturales de gran belleza, que contienen la esencia de la cultura de Los Balcanes. Aunque esta zona está recuperando su importancia como centro turístico, en el que desembarca a diario un gran número de turistas de crucero, todavía es fácil encontrar lugares tranquilos y auténticos.

Para recorrer las pequeñas distancias que hay entre las etapas del recorrido lo mejor es alquilar un coche pequeño. A la hora de aparcar en sus ciudades, con un trazado medieval de callejuelas estrechas e irregulares, lo agradeceréis. Yo lo contraté por Internet en H&M. No tienen oficina en el aeropuerto de Dubrovnik, pero comparten despacho con Milenium Rentacar.

Para un viaje informal, a vuestro aire, recomiendo los alojamientos del barrio de Ploce. Uno de ellos es Ante Apartments, que ofrece unas hermosas vistas sobre la ciudad y el puerto. Las personas que lo regentan son de trato afable y familiar, pero el lugar es difícil de localizar, como ocurre en muchos de los hospedajes en los que hemos estado. El gps de mi teléfono no es muy fino, pero preguntando se va a Roma. Están a tan sólo 10 minutos del centro, atravesando sus empinadas escaleras.

Dubrovnik es una ciudad preciosa. Os recomiendo subir en el funicular de Ploce y tomar un vermouth en la cima del monte Prd. Las vistas sobre el Mar Adriático y sus islas son espectaculares. Desde aquí se puede ver, a lo lejos, una bandera pintada en la pared de una montaña señalando territorio Bosnio. Estamos a un tiro de piedra de Bosnia Herzegovina. Imperial es una fortificación derruida que alberga un museo sobre la última guerra. En su casco histórico, llamado Grad, solo tenéis que dejaros llevar y callejear. En el recorrido encontraréis un montón de conventos e iglesias. Resulta obligado para el viajero recorrer la muralla y acercarse hasta la fuente de Onofrio.

Isla de Korcula
Esta pequeña isla es un paraíso de aguas cristalinas. Su capital, Korcula, está toda construida en piedra. (Me recuerda Rabat, en Malta). Según la tradición, este lugar es es donde nació Marco Polo. Para llegar hasta aquí tendréis que atravesar por carretera la península de Peljesac y tomar un ferry. No dudéis en parar a degustar las ostras, mejillones y vinos de esta península. Los mejores son los blancos dulces, elaborados con uva Grk cultivada en la zona de Lumbarda. La pequeña población amurallada de Ston fue un enclave estratégico por sus salinas, razón por la que está totalmente fortificada. Para llegar a la isla de Korcula hay que coger un ferry, cuyo trayecto dura apenas 20 minutos. Allí podéis alquilar moto, coche o lancha neumática. Para regresar a la península cogimos un “trajeck” ferry con el coche, en 2.5 horas desembarcamos en Drvenik y luego, por carretera, una hora y media hasta Split. En el trayecto se pasa por la turística Makarska, donde hay una playa nudista muy chula, conocida como Nugal.

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