Cabo de Gata: el fin del mundo en la mar

Mar turquesa, paisajes desérticos, Almería aún ofrece un destino sin el avasallamiento turístico. GlobalStylus.com

Mar turquesa, paisajes desérticos, Almería aún ofrece un destino sin el avasallamiento turístico / Texto y fotos: Clara Bonet / En la Imagen superior: Atardecer en Isleta del Moro /

Sobrecoge la aproximación al Cabo de Gata (Almería). Por carretera, se va dejando atrás un paisaje seco, abrasado por el sol, en el que aparecen de vez en cuando los destellos de invernaderos dónde se toma consciencia del  trabajo infernal que supone sacar frutos a la aridez de esa tierra. Poco a poco las ondulantes montañas se van haciendo próximas, ni rastro de los árboles -como si una hecatombe hubiera acabado con cualquier tipo de vida- y se abre paso la luz y aparece la blancura de algún pueblo que desemboca en el poderoso azul de un mar puro, grandioso. Cuando se puede llegar a creer que se ha llegado al fin del mundo, aparece la inmensidad del Mediterráneo.

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Cala de Monsul

El Cabo de Gata es un destino de contrastes: caminos pedregosos que dan a cualquier cala semidesértica, una mar refrescante desde la que se contempla una costa montañosa parda, redondeada a golpe de agua y viento. Tiene este trozo de Almería una fisionomía asombrosa, única.

Afortunadamente este parque natural de la costa andaluza se encuentra bien protegido de la depredación del turismo: los pueblos son pequeños y mantienen sus formas blancas sin que ninguna construcción pueda hacer ostentación de su poder hecho a base de dinero. Como el paisaje, todo parece agazapado al paso del viento, respetando el espacio que por derecho ocupa la naturaleza, atajando, todo lo posible, la tentación que supone la explotación de una zona con tanta belleza natural.

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Cala de los Muertos

A pesar de esta declaración de principios, en alguna de las playas principales (Playa de los Genoveses, Playa de los Muertos) hay que pagar el aparcamiento (5-6 euros) para acceder a ellas, aunque predominan las calas recoletas, de libre acceso. Las hay a las que se accede sólo caminando como el caso de la Cala de Enmedio (una hora aproximadamente), otras a las que se llega después de unos veinte minutos en coche por un camino pedregoso sin asfaltar (Cala del Plomo) y también las hay de fácil y gratuito aparcamiento (Playa del Playazo).

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Cala San Pedro

Una de las calas más singulares ha sido siempre la Cala San Pedro, por acoger una de las pocas comunidades hippies que quedan en España y ser una playa nudista. En un principio sólo se podía acceder a ella andando desde Las Negras, o en barco, lo que la rodeaba siempre de misterio. Sin embargo, su propia leyenda ha sido su condena y un cómodo servicio de lanchas lleva a los visitantes desde Las Negras a esta playa virgen cada media hora. Un servicio impecable que ha masificado esta pequeña playa salvaje pervirtiendo su espíritu, de manera que sólo algunos de los visitantes hacen nudismo, mientras los habitantes de esta zona virgen van eminentemente vestidos para no quemarse y aprovechan las visitas para vender artesanía y algún producto alimenticio  (pizzas refrigeradas, refrescos, helados) muy valorados en una playa dónde, en teoría, no hay posibilidad de comprar.

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El Playazo

Esta costa almeriense da la sensación de estar en una isla, por su sosiego y su longitud, mide unos 33 Kilómetros desde el pueblo más al Norte, Carboneras hasta San Miguel de Cabo de Gata. Por tanto es fácil de recorrer en unos 4 días en coche. Lo encantador es ir descubriendo calas porque cada una tiene su magnetismo y peculiaridad. La mayoría están perfectamente limpias (a pesar de que escasean las papeleras), el agua está fresca y transparente, no suelen haber chiringuitos ni tiendas para comprar (de ahí su encanto) y el ambiente es sosegado y tranquilo, al ritmo que marca el sol y esa tierra desértica.

A pesar de su relativa virginidad-cada vez más en peligro por la avidez del turismo de descubrir “destinos nuevos”- hay algunos chiringuitos y restaurantes muy recomendables (“La Ola” en La isla del Moro), donde se puede degustar buen pescado de la zona mientras se contempla la salida de la luna desde el mar, una experiencia indescriptible o se goza simplemente de ver al mar enrojecerse con los últimos rayos del día. Los pueblos son pequeños y rápidos de recorrer y todos ofrecen unas vistas impresionantes al mar.

Mar turquesa, paisajes desérticos, Almería aún ofrece un destino sin el avasallamiento turístico. GlobalStylus.comUn destino reposado y conectado con la belleza de lo natural, dónde nada más llegar puede dar la sensación de haber llegado al fin del mundo y al partir, se puede llegar a sentir que si llegase el final, el Cabo de Gata, sería un buen lugar para irse en paz.

 

 

 

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